Capítulo 10 - Una melodía para tu corazón

755 41 1
                                    

Narra Laura:

Ross me estaba por decir quién era esa chica misteriosa que le gustaba, pero alguien nos interrumpió, era mi mamá.

Emma: ¿Qué hacen acá? – mirándonos - ¿Y así?

Laura: Emm… Yo te lo puedo explicar mamá.

Emma: Bien. Entonces decime – esperando la explicación.

Laura: Estaba en el borde de la pileta hablando con Ross y en un momento, cuando me quise parar, me resbale y me caí al agua.

Emma: ¿Y él porque también esta mojado?

Laura: Porque – piensa, piensa – Me agarro de la mano para ayudarme, para que no me cayera, pero caímos los dos.

Emma: ¿Y porque estas sin remera?

Laura: Me la saque para ponerla en la soga, para que se seque.

Emma: Está bien. Menos mal que te vi yo y no tu papá, si no se arma un lio terrible.

Laura: Si, lo sé. Menos mal.

Emma: Ahora les traigo ropa para que se cambien – yéndose.

Ross: Zafamos – mirándome.

Laura: Si, si le decía la verdad, ahí sí que me castigaba para siempre.

Ross: Sos buena mintiendo.

Laura: Gracias – sonriéndole – Siempre lo hago y nunca se dan cuenta.

En eso, volvió mi mamá con ropa, para mí y para Ross. Como Ross no había traído ropa de él, le prestó ropa de mi papá, le quedaba bien, era ropa vieja, que mi papá ya no usaba y ni se acordaba que era de él. Y un par de toallas, para secarnos.

Emma: Ahora vístanse rápido, antes de que venga tu padre – mirándome seriamente – Me voy – yéndose de nuevo.

Ross: ¿Cómo hacemos para cambiarnos acá? – mirándome.

Laura: Primero me cambio yo – agarrando la toalla – Date vuelta y ni se te ocurra mirarme porque te pego a donde más te duele.

Ross: ¿A dónde me vas a pegar? – riéndose.

Laura: ¡Ya sabes a donde!

Ross: Bien – dándose vuelta – Ya está.

Me puse alrededor mío la toalla, me seque en todas las partes. Después me saco el short y la bombacha y me pongo todo rápido.

Ross: ¿Listo?

Laura: Todavía no.

Me saco el corpiño, pero cuando voy a buscar el otro que estaba seco, no estaba, por ahí mi mamá se olvido de traerlo. La llamo, gritando, pero no me escucha. Entonces me pongo la remera seca que me trajo sin el corpiño y luego lo buscare para ponérmelo. Lo que pasa que justo esta remera, era medio corta, se notaba si no tenía nada abajo. No podía taparme con nada, la toalla estaba toda mojada.

Laura: Ya podes darte vuelta.

Ross: ¡Al fin! – girando.

Laura: ¿Podes cambiarte?

Ross: ¡Bien! ¡No mires!

Laura: Por lo que hay que ver – sarcástica.

Ross: ¡Hey! – quejándose.

Laura: Si es la verdad – dándome vuelta – Igual no voy a ver.

Sentí que se sacaba el pantalón, por el ruido del cinturón. Tardo más que yo y eso que nada más tenía que cambiar la parte de abajo, si ya lo vi sin remera.

Un amor de famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora