Capítulo 33 - Buscar más al fondo

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Narra Laura:

Estaba acá. En la casa de Grace. Preguntándole porque nunca me hablo sobre el hermano. No porque me importara. Solo por curiosidad. Siempre le conté todo y ella me ocultaba que tenía un hermano mayor.

Laura: ¿Por qué nunca me dijiste que tenías un hermano? – mirándola.

Grace: Es que… - nerviosa. No sabía porque estaba así.

Laura: Grace. Confía en mí.

Grace: Lo sé. Pero… si te entera Ross va a pensar que yo tuve algo que ver.

Laura: ¿De qué me estás hablando?

Grace: Sobre el robo.

Laura: No entiendo nada. ¿Qué tiene que ver la pregunta que te hice yo con Ross y el robo?

Narra Ross:

Salimos de la casa de Maia y fuimos a otra casa. Que yo conocía muy bien. Sabía que estaría ahí las cintas de las cámaras de seguridad. Tenía que de alguna manera, liberarme del este juicio. Yo no tenía nada que ver con el robo,  fui una víctima más. Ni siquiera robe nada. Tenían que creerme, sea como sea.

Ross: ¡Llegamos! – bajándome. Maia hizo lo mismo. Le puse alarma al auto. Caminamos hacia la casa. Respire hondo y toque el timbre. Espero que haya alguien. Hace un montón de años que vivían acá. No sé si siguen en el mismo lugar. En eso, escuche pasos que se acercaban a la puerta. Oí como la abrían.

Narra Laura:

En cuando Grace me iba a decir la verdad. Suena el timbre. Maldito timbre. Justo ahora tenías que sonar. Grace me dice que espere acá. Ella baja y escucho que abre la puerta. Era alguien conocido, por la voz. La conozco de algún lado. ¿No será…? ¿Qué hace acá? En eso, vi que subían y entraban al cuarto.

Grace: ¡Mira quien vino! – haciéndolo pasar.

Laura: Hola – abrazándolo. Era Cody - ¿Cómo sabias a donde estaba?

Cody: Fui a tu casa y tu papá me dijo dónde estabas, así que vine a verte – sonriéndome – Te tengo que contar algo.

Grace: Los dejo solos para que hablen tranquilos – saliendo de la habitación.

Laura: ¿Qué me querés contar? – entusiasmada.

Narra Ross:

Abren la puerta. Era una mujer alta, rubia, de ojos marrones. La conocía. Era la mamá del chico. Ella me conocía a mí. Ellos se mudaron acá, después de que se enteraran lo del robo.

Ross: Hola señora. ¿Esta su hijo?

Señora: No. ¿Para qué lo busca?

Ross: Quiero hacerle un par de preguntas.

Señora: Mire. Disculpe. Pero mi hijo ya no vive conmigo.

Ross: ¿Se puede saber a dónde vive?

Señora: No lo sé. Se escapo a penas nos mudamos acá. Nunca más supe de él.

Ross: ¿Nada de nada?

Señora: Lo siento – cerrando la puerta.

Maia: Bueno. Vámonos.

Ross: ¡Espera! – pensando.

Maia: ¿En qué pensas? – mirándome.

Ross: ¿No te parece raro que se haya escapado y que nunca más lo encontró?

Un amor de famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora