Capítulo 12 - No todo, es lo que parece

750 32 1
                                    

Narra Ross:

¡Como Laura iba a pegarme una cachetada! ¡Estaba loca! Yo no me quería acostar con ella, simplemente la lleve a la cama, para estar más cómodos. Pero no, siempre tenía que pasar algo, algo tenía que estar mal. Lo hacía nada más para escaparse de mí. Pero ahora va a ver, eso no va a quedar así.

Ross: ¡Laura! – saliendo del cuarto de ella y bajando las escaleras muy deprisa - ¡Laura! – buscándola, no la encontraba - ¿Dónde estás? – yendo al parque - ¡Con que ahí estas eh! – estaba sentada en una de las sillas de plástico - ¡Quiero explicarte lo que paso allá arriba! – parándome frente a ella, mirándola – Yo no me quería acostar con vos, nada más quería que estemos cómodos.

Laura: Si, claro – parándose – Si querés hacerlo, por acá, hay un montón de lugares que podes ir, elegir la chica que quieras y hacerlo – muy molesta - ¿Sabias?

Ross: Si, lo sé.

Laura: Entonces anda, que seguramente van a querer hacerlo – yéndose para adentro.

Ross: ¡Espera! – agarrándola de muñeca y tirándola hacia mí, quedándonos muy pegados – Yo no quiero hacerlo.

Laura: Bueno – soltándose – ¡Ya te podes ir eh! – mirándome fría.

Ross: ¡Bien! – caminando hacia la salida - ¡Si querés que me vaya, me voy! – esperando a que me abra la puerta - ¿Me abrís?

Laura: Como no – abriendo - ¡Ahora sí, adiós! – saludándome con la mano.

Ross: ¡Adiós Laura! – agarrándola del mentón y dándole un pequeño beso en los labios, no podía irme sin haberla besado de nuevo – Hasta mañana – yéndome.

Me fui hacia mi auto, entre y encendí el motor. Me dirigí hasta mi casa. Tenía mucha hambre, quería merendar ya. Seguro que Nina y Calum me están esperando para merendar.

Narra Laura:

Otra vez me quede sorprendida. Me beso una vez más. Tengo que admitir que besa muy bien y sus labios son tan suaves, pero no, con Ross Lynch no.

Me fui para arriba, agarre el celular, le mande un mensaje a Raini para que venga urgente a mi casa, y también le puse que Ross ya se había ido, por si se creía que todavía estaba y venia rápido para verlo.

Mientras esperaba a mi mejor amiga, me puse a ver tocar el piano, la melodía que estaba tocando el otro día, no sé porque, pero eso me recordó a Ross, cuando me escucho tocar y me dijo que era una linda melodía. ¡No Ross, salí de mi cabeza! Diciéndome a mí misma. La melodía era hermosa, pero le faltaba algo, la letra. Agarre mi cuaderno, que me regalo mi mamá cuando cumplí los 15, estaba todavía en blanco, porque prometí que nada más iba a escribir canciones cuando tuviera el piano, y como ahora lo tengo, voy a empezar a escribir en ese cuaderno. Entonces, ya tenía el cuaderno, un lápiz y una goma de borrar, por si no me gustaba lo que estaba escribiendo. Así estuve como media hora, hasta que escuche el timbre, era Raini, mi mamá le abrió y dijo que yo estaba arriba, así que escuche que subía.

Raini: ¡Laura! – saludándome - ¿Qué estabas haciendo? – mirando el cuaderno.

Laura: Escribiendo una canción.

Raini: ¿Puedo escucharla? – emocionada.

Laura: Todavía no la termine, me falta más de la mitad – guardando todo – Pero en cuando la termine, te la voy a cantar.

Raini: ¡Sí! ¡Espero que la termines pronto!

Laura: Si, espero – sentándome en el borde mi cama, Raini hizo lo mismo – Te llame para contarte algo que me paso – mirándola.

Un amor de famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora