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Rota, perdida, así se sentía Alba en esos momentos.

¿Que coño acababa de pasar?

Se sentó lentamente en en sofá, con una mezcla entre confusión, rabia, tristeza y angustia. Daniel acababa de salir de su casa tras decirle, que aunque le quería mucho, no estaba enamorado de ella, y era mejor poner fin a su relación antes de seguir con todo y realizar una boda, que aunque no estaba cerca, ni con una fecha decidida, si estaban empezando a planear.

Lloró, lloró durante horas pensando que podía haber pasado para que Dani la dejase tan repentinamente, repasó mentalmente los últimos meses de su vida, buscando un fallo, una grieta en su relación, un hilo donde tirar y encontrar de esta manera una explicación a algo que a ella se le antojaba inexplicable.

Tenían una relación que ya duraba 4 años. Se conocieron en el instituto, justo cuando ella se cambió para estudiar Bachillerato.

Alba estudió en un colegio concertado y regentado por monjas.

No fue una etapa sencilla para ella, sentía que no encajaba. Ni sus ideales, ni sus actos eran bien vistos por el colegio ni por sus compañeras.

Aunque venía de una familia de bien, sus padres siempre criaron a sus hijas desde la humildad la sencillez, y la solidaridad.

Esto hizo que ella nunca terminase de encajar en un colegio donde tu apellido y el aparentar lo era todo, pues allí, en vez de ser Cristina, eras la nieta de Panama Jack, la hija del jefe de Mustang o hijo de los de Kelme.

Alba siempre rechazó ser la hija de, o la nieta de.. simplemente era Alba. La mayoría de la gente de su colegio no sabían quién era realmente, no era algo de lo que a ella le gustase presumir, esto era algo muy común en su familia.

En los años 70 su abuelo empezó a comercializar calzado, fundó su propia marca "martinello", rápidamente empezó a crecer la producción y ha facturar mucho dinero. Aun así para su hijo, él sólo era un encargado. Así eran los Martínez, decidieron criar al pequeño Miguel Angel de tal manera, que entendiese lo que es el esfuerzo de empezar algo desde cero, y verlo crecer hasta convertirse en lo que eran ahora.

Igual hizo Miguel Ángel cuando heredó la empresa de su padre. Crió a sus hijas desde la humildad y el respeto.

Aunque ellas sí sabían que su padre era el Jefe de la empresa de calzado más importantes de Elche y de toda España, nunca se creyeron mejores que nadie, ni fueron las típicas niñas consentidas y malcriadas que todo lo tenían.

Así que, cuando Alba acabó la ESO decidió dar un cambio a su vida y cambiarse a un instituto público. Con la primera persona que habló, fue con su madre, maestra en una cooperativa escolar, que apoyó su decisión al instante y le dejó salirse de ese colegio de monjas donde tan fuera de lugar se sentía.

Y allí fue donde conoció a Dani.

La adaptación al instituto fue un sueño. Pensaba que al no ser ya una niña, y viniendo de un colegio de monjas le costaría mucho encajar en algún grupo, y la realidad es que se equivocó de todas todas.

El primer día de clase, conoció a María, Mimi, Julia y a Dani, que no dudaron en acogerla, y presentarle al resto de su grupo de amigos.

Por primera vez en su vida, Alba sentía que encajaba. Era un grupo heterogéneo y super divertido, con el que compartía ideales y maneras de ver la vida.

Juntos crecieron como personas, compartieron inquietudes, borracheras y lloraron sus primeros amores.

Por eso, fue toda una sorpresa para ella, tras 8 años de amistad incondicional con Dani, darse cuenta de que se habían enamorado.. fue muy poco a poco, sin darse cuenta. Alba esto no lo esperó ni lo planeó, surgió, sin más...

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