Capítulo 23

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- No parece haber nada extraño - comentó Rael al observar su desfigurado reflejo en aquel espejo cóncavo

- Eso es malo... - Rayla tocó el espejo que la reflejaba como una onda de agua - la calma no suele durar tanto

Ambos dejaron de mirar su reflejos y siguieron caminando, la oscuridad no les molestaba, después de todo las pequeñas lámparas ubicadas sobre los espejos les daban toda la luz que necesitaban.

Caminando entre todos los espejos, de un momento para otro se percataron de que se habían separado, Rayla estaba tan absorta en seguir la línea de espejos ondulantes que perdió de vista a Rael, mientras que él no había notado que Rayla había dejado de seguirlo por la misma razón por la que habían entrado tomados de la mano: sus pasos eran silenciosos y su presencia casi invisible.

- Rayla - susurró sin respuesta alguna, un suspiro salió de sus labios - si sale antes tal vez se vaya a otro lado - pensó en voz alta - debo hallarla

Apresurando el paso entre aquel laberinto de espejos, se daba a la tarea de buscar a Rayla, sin saber que ella simplemente se encontraba al otro lado del camino que él había tomado.

- Los espejos son engañosos - se dijo al mirarse por tercera vez en un espejo que la había hecho más alta o por lo menos en su reflejo así parecía

- En efecto son engañosos - contestó una voz femenina

Rayla dio media vuelta, pero solo pudo ver sus ocho reflejos distintos.

- ¿Quien está allí? - preguntó sin levantar tanto la voz

- ¿Me has olvidado ya? Porque sólo han pasado ¿Qué? ¿Dos días? - la voz poco a poco se iba haciendo más fuerte, al igual que los pasos que le hacían compañía - Yo no podría olvidarte M-02

Delante de Rayla apareció una joven de ojos ámbar y cabello rojo como el fuego, era Miho, Rayla soltó un suspiro al verla como diciendo: oh, solo eres tú. Lo cual llenó de ira a la pelirroja.

- ¿Qué pasa con ese suspiro? ¿Acaso estas tan confiada? - mostrando los dientes lanzó un golpe a uno de los cristales, los pedazos cayeron causando ruido y molestia en el rostro de Rayla - no te olvide, mocosa, por tu culpa... por tu culpa... ESTO ES TU CULPA! - gritó dejando caer la tela que cubría su hombro izquierdo, en remplaso a su brazo, estaba una extraña extensión de metal

Rayla no retrocedió, pero por instinto sintió un escalofrío al ver aquel aparato que remplazaba el brazo de Miho.

- Esta vez, esta vez... serás la que termine sin extremidades

Lanzándose sobre Rayla inicio la pelea, sin sentido o elegancia alguna, solo dejándose llevar por sus instintos más bajos de venganza e ira.

- Rayla - volvió a susurrar, al no obtener respuesta por décima vez soltó un suspiro de resignación - no puedo creer que la perdí

Sobandose el puente de la nariz, pensaba en que era lo mejor que podía hacer. No sabía si habían más personas dentro de la atracción y usar indebidamente sus habilidades como noble, no sólo lo expondrían, sino que provocaría que Rayla acabara entre una ola de gente desconocida que saldría del lugar, perdiendola por segunda vez de vista.

Rael suspiró, estaba por retomar su camino de búsqueda, cuando el ruido de cristales cayendo al suelo llamó su atención. Aquel ruido no sólo sonaba prometedor, sino que le daba un mal presentimiento. Sin quedarse pensando en lo que era bueno o no decidió correr, como una persona normal lo haría, hacia el lugar de origen del ruido.

Una Noble Humana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora