Capítulo 17

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- Esto es suficiente, también toma esto y un poco de esto...

Rayla mantenía las manos extendidas al dar: un poco de su sangre, un mechón de su cabello y una muestra de su saliva; Victor había tomado esas cosas y las admiraba como si fuesen las cosas más hermosas del mundo. Las gemelas no estaban, Victor las había mandado fuera por ser escandalosas cuando Rayla le dirigía la palabra o hacia una pregunta cualquiera.

- ...

- ¿Si, Mi musa? - sus ojos parecían brillar cada vez que la miraba - ¿Deseas algo?

- "¿Podrías dejar de actuar así? Das mucho miedo" - dijo - eso dice ella

- Oh... mi musa se ha dado cuenta - sacándose los guantes y acomodándose las gafas, dijo - que vergüenza he pasado, incluso cuando tengo sueño - señaló con una mirada un tanto decaída dejando, al mismo tiempo, una suave sonrisa - ¿Cómo lo ha notado mi musa?

- No me parecía convincente, dice ella

- ¿Se puede saber, quien es ella?

- Me han preguntado lo mismo desde que me conocieron... - soltó junto con un suspiro de pesadez - ella soy yo, una parte de mi...

- Oh... una segunda personalidad!

- Ah! - mirándole con sorpresa, comentó - él dijo lo mismo

- ¿Él?

- El verdadero Frankenstein...

- Ya veo... dime - lentamente sus pasos le acercaron tanto como los espinos púrpura le permitieron - ¿Te molesta estar aquí?

Rayla negó con la cabeza, explicó en breves palabras que apenas hacia unos días que conocía el mundo exterior por cuenta propia, que vivía con su antiguo amo y sus nuevos sirvientes, que la vida parecía tan distinta y le hacía sentir que todo lo que había vivido era una mentira, un simple sueño... sin embargo, las heridas físicas le hacían volver a la realidad... no había sido un sueño.

- Suena como un buen lugar

- Supongo...

El silencio llegó, Victor evitaba mirarla y Rayla buscaba sus ojos, siempre le habían parecido la parte más hermosa del cuerpo humano: los ojos, brillantes y de distintos colores... redondos y que podían describir mil emociones por si solos, eran tan bellos.

- ¿Por qué trabajas para Lindell?

- ¿Quién te ha dicho- No... supongo que sabes más cosas que yo... - Victor desvío la mirada y sonrió de lado - perdí algo... que creí poder recuperar con la ciencia... Lindell descubrió mi talento... y heme aquí, pero aquí entre nos... odio experimentar en personas sin su consentimiento... yo, odio a Lindell

Rayla separó los labios pero nada salió de ellos, puesto que el ruido de la puerta corrediza le llamó más la atención. Victor se exaltó un poco, pero uno de los pinchos púrpuras hizo de las suyas y botó la jeringa que contenía la sangre de Rayla. Victor le miró y Rayla simplemente asintió, desviando la mirada.

- Oh! Que descuidado he sido musa mía - dijo con su tono exagerado de siempre - mi querida musa ¿Sería tan amable de regalarme un poco más de su sangre?

Una Noble Humana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora