Capítulo 30

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En medio de la noche, de una noche sin estrellas ni luna que guiará su camino. Una sombra tambaleante se deslizaba de un lado para otro, como si en algún momento fuera a caer de rodillas y morir.

Sus pasos eran lentos, silenciosos, acompañados únicamente del sonido de la tierra al ser pisada. De repente los pasos se silenciaron, sus ojos dejaron de mirar al frente y miraron al piso, ciento o quizás millones de manos negras salían de él, agitando los dedos y torciendo las muñecas. Era como si buscarán algo o a alguien. Las manos tocaban sus pies descalzos, pero volvió a retomar el paso.

Pisó de nuevo y un sonido acuoso lleno el lugar, su mirada se desvío nuevamente al suelo, sus dedos estaban manchados hasta las uñas de sangre, su mirada recorrió el camino que tenía por delante. Miles de cuerpos ensangrentados lo cubrían, manos que se movían y hacían vibrar los charcos de sangre se extendían más allá de la vista, tragó. Tragó tan duramente que pudo sentir como el sabor metálico de su sangre corría por su garganta. Esta vez no avanzó. Sólo miró.

>> Mi amor~ mi vida~ ¿Donde estás?

Con desesperación miró por todos lados, la voz resonaba en todos lados y del mismo modo se perdía.

>> Mi vida~

>> Papá!

Su cuerpo se volvió rígido, volteó. Detrás suyo había un hombre de cabellos oscuros y sonrisa amable, una pequeña sombra corrió hacia sus pies y le abrazó.

>> Papá! Papá... he encontrado una concha! Mira

>> Oh~ es muy bonita

La pequeña sonrió, el hombre la abrazó y le regaló un gran beso en la mejilla.

>> ¿Qué tiene de interesante otra concha? Has traído cientos esta última semana

Una delgada figura salió de entre las sombras, el joven sonrió y la pequeña pareció enojarse ante el comentario.

>> Yo no estoy hablando contigo, hermano tonto! Habló con papá ¿Verdad papá?

>>

El hombre no parecía enojado, aunque las palabras de la niña no hubieran sido las más educadas. La pequeña le regaló una mueca al joven, del mismo modo, éste respondió.

- Pa... pá...

El hombre volteó, ella retrocedió. Los labios del hombre se separaron, pero en vez de palabras... sangre fue lo que salió.

- PAPÁ!

Por mucho que extendió las manos, por mucho que pataleo ante aquel mar de cadáveres. No pudo moverse.

- PAPÁ! PAPÁ! NOOO! QUEDATE, QUEDATE!

Sus gritos fueron devorados por los fuertes alaridos de fondo, cadáveres ensangrentados se aferraban a sus piernas, por mucho que batalló, no pudo liberarse. Él hombre también parecía ser consumido por la oscuridad. Pero, incluso con sus ropas ensangrentadas y su rostro marchito, sonrió. Movió los labios... y la oscuridad lo engulló.

- Padre!

Con los ojos bien abiertos y fuertes jadeos, despertó.

- Padre...

Murmuró con tono lastimero. Rayla miró hacia la ventana, como todos los días, las cortinas estaban cerradas. Con cuidado salió de la cama, se acercó a la ventana y apartando las cortinas blancas, miró. El inmenso cielo azul se extendía por todo el lugar, los rayos de sol, llenos de energía nueva y revitalizante acariciaron sus mejillas. Inhaló el fresco aire de la mañana y secó la pequeña lágrima que corría por su mejilla.

Una Noble Humana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora