Capítulo 41

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- Frankenstein - llamó Rael con voz tímida, esta era una de esas veces en las que por fin lo llamaba por su nombre

Parecía estar escondido detrás de una de las paredes, Frankenstein pidió disculpas antes de retirarse de la mesa, dejando su cena sin tocar.

- ¿Qué sucede Rael? - preguntó al acercarse al rubio

- Rayla esta...

- Inconsciente, lo sé - le interrumpió Frankenstein con intención de dejar la platica y volver a la mesa

- Esta despierta - aclaró Rael, no estaba exactamente despierta, pero quizás aquello lograría que Frankenstein fuera con él y si que lo logró

- ¿Qué esta que?! - expresó con sorpresa - eso es... imposible

Frankenstein dudo un poco, después de pedirle a Rael que lo esperará fue junto a Raizel para comunicarle que se ausentaría el resto de la noche, Rael miraba la expresión neutra de Raizel al oír lo que Frankenstein le susurraba, pues no quería alarmar a nadie más, por un momento las miradas de Raizel y Rael se cruzaron, la mirada carmesí del azabache le daba cierta calma y era como si solo le dijera que todo estaría bien, que no se preocupara, con tan sólo mirarlo.

De un lado de la mesa los ojos de Seira estaban clavados en Rael, pero él no daba importancia a ello, por primera vez no estaba tratando de cruzar miradas con la peliplata o llamar su atención, no lo negaría... sentía su mirada, pero algo dentro de él pedía que no volteara.

- Vamos - ordenó Frankenstein al pasar a lado de Rael

- Si - dijo siguiéndolo en silencio

Durante el camino Rael debatía si decirle la verdad a Frankenstein, de que solo había despertado por un instante, pero sería regañado y enojaría a Frankenstein, algo que realmente quería evitar. Dando un suspiro llamó la atención de Frankenstein, sin embargo este solo le miró de soslayo, siguiendo con su camino.

- ¡¿Qué?! - dijo Frankenstein llamando la atención de Rael

Rael se asomó ligeramente sobre el hombro de Frankenstein, al instante pudo ver lo que ocasionó desconcierto en el oji-azul.

- Rayla ¿Estás bien? - preguntó Frankenstein sin respuesta alguna

Rayla miraba a una de las esquinas de la habitación, sus ojos parecían haber perdido el brillo que había ganado durante aquellas semanas, parecía simplemente una muñeca mirando al vacío. Rael no salía de su asombro al ver como se había incorporado de nuevo, pero temiendo que de nuevo se desplomara después de un balbuceo le llamó.

- Rayla

Rayla pareció despertar de su ensoñación, agrandando los ojos por unos segundos y encogiendose levemente, con lentitud giró la cabeza hacia donde había oído la voz.

- Ra... el -  susurró, con dificultad

Parecía no estar en sus cinco sentidos todavía, Rael estaba preocupado quería ir a su lado, pero Frankenstein lo detuvo pidiéndole que fuera por un par de papeles y una libreta en especifico, que se encontraba en su habitación, Rael solo pudo asentir saliendo de la habitación.

- Rayla ¿me escuchas? - preguntó, Rayla solo le miró y asintió - no deberías estar despierta - explicó - y aun así lo estas... ¿Sientes algo? ¿Algún dolor o falta de respiración?

Rayla negó con la cabeza.

- Deja que te tome tus signos vitales - dijo

Rayla no se negó, Frankenstein le reviso el pulso, la garganta, los pulmones y por último los ojos, todo parecía estar en perfecto estado, pero no entendía porque Rayla estaba despierta.

Una Noble Humana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora