Capítulo 25

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Se acercó a mi y jugueteó con mis manos, mirándome con incertidumbre. Yo levanté las cejas, intrigada, contemplando su expresión de inocencia.

Su: (me reí) ¿Qué? Venga ya. ¡Suéltalo!

         Entrelazó sus dedos con los míos, mirándome hacia abajo. Su actitud de niño tímido me desarmaba.

Jonathan: Pues... Pasó algo esta semana- me miró a los ojos- ¿Recuerdas a Jane? La representante que vino a verme el día que te quedaste...

         Asentí, clavada en su mirada, levemente preocupada, esperando a que continuara.

Jonathan: Recibió una llamada hace unos días- jugueteaba con mis manos- Nos pidieron para una presentación, durante Navidad, cerca de nuestra ciudad natal. En realidad, no queríamos trabajar durante estas fechas, pero es parte del contrato de la firma y esas mierdas.

Su: Oh...

         Ladeé la cabeza, algo confundida. ¿Qué significa eso? ¿Que se iba?

Su: Entonces... ¿Planeas irte?

Jonathan: Bueno, es complicado. Cuando creí que me ibas a dejar, comencé a hacer planes para salir de aquí... Pero ahora es diferente.

Su: (fruncí el ceño) ¡¿Planeabas irte?!

Jonathan: (se encogió de hombros) ¿Qué otra cosa podía hacer? No tenía otra razón para quedarme aquí más tiempo.

         Me solté de sus manos, algo alterada, cubriéndome el cuerpo con mis brazos.

Su: Y ahora te vas a ir, de todas formas, ¿no?

Jonathan: (enarcó las cejas) No puedo cancelar un compromiso de esa magnitud.

Su: Dijiste que te quedarías dos meses...

Jonathan: Lo sé. Su, no depende de mí. Así funciona este trabajo.

Su: (bajé la mirada) Entonces... Te vas a ir antes.

Jonathan: Su...

Su: ¿Piensas volver?- lo encaré.

Jonathan: ¡Por ti, siempre!

Su: (me mordí los labios) ¿Lo prometes?

         Jonathan ladeó la cabeza, acercándose a mí, tratando de volver a tocarme, mirando mis labios fijamente. Pero yo retrocedí inmediatamente, mirándolo con gesto retador.

Su: ¡No, quita! Me has hecho enojar de nuevo- me crucé de brazos, enfurruñada.

Jonathan: (puso los ojos en blanco) Eres muy arisco, gatito.

         No pude contener la sonrisa en mi rostro, recordando sus palabras de anoche.

         Mi gata salvaje con garras afiladas.

         Sin darme tiempo a reaccionar, me rodeó por la cintura, aprisionando mis manos con las suyas, y se inclinó sobre mí para alcanzar mi boca. Yo me arqueé hacia atrás, apartando mi rostro de la dirección de sus labios, sin intenciones de rendirme tan fácilmente. Él ensanchó la sonrisa, poniendo más fuerza en su agarre.

Jonathan: (levantó una ceja) ¿Me vas a castigar por abandonarte?

Su: ¡Definitivamente! No voy a dejar que te vayas tan campante.

         Entonces me cogió por la cintura y me alzó ligeramente, poniéndome de puntillas, obligándome a inclinarme hacia delante, ya que mis manos seguían aprisionadas a mi espalda. Trató de besarme de nuevo, pero yo me revolví en sus brazos, riendo y escondiendo mi rostro entre sus mechas de rastas desperdigadas. Él también reía, avanzando por la habitación con movimientos bruscos y torpes, mordiendo mi cuello y mi oído cuando lograba esquivar sus labios.

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora