Regresamos a la ciudad muy tarde. Munky condujo de regreso y David fue su copiloto. Fieldy y Head se fueron atrás, platicando cosas de ebrios, u Jonathan y yo en medio. Por lo que comprendí, acordaron una próxima reunión con Morris y otros productores para organizar ciertas ideas para el próximo álbum. Nos despedimos de él alrededor de las cuatro de la mañana y solo cuando estuvimos en el auto y yo estuve fuera del alcance de las fauces de Morris, Jonathan finalmente bajó la guardia. Se tumbó sobre mis piernas, se acomodó haciéndose un ovillo, y se quedó frito.
Me dediqué a acariciar su cabello distraídamente mientras platicaba con Munky y David para que no se durmieran en el camino. Jonathan tenía un perfil infantil, enternecedor, y que me desarmaba por completo. Su rostro lucía tan dulce mientras dormía. Acaricié sus patillas y su barba descuidada, su nariz redondeada y sus largas pestañas. Él apretó los parpados y entre sueños atrapó mi mano con la suya, encontrando mis dedos y entrelazándolos con los suyos, para luego seguir durmiendo. Suspiré. Era impresionante lo deliberadamente feliz que me hacía este hombre.
Alrededor de las cinco de la mañana llegamos a la ciudad y Munky pasó a dejarme al estacionamiento de mi casa. Cuando llegamos me despedí de todos, despertando a Jonathan en el proceso. Él, somnoliento y atontado, me miró y frunció el ceño.
Jonathan: ¿No vas a quedarte en el hotel?
Su: (negué con la cabeza) Tengo que estar aquí un par de días si quiero que me dejen ir contigo a California.
David: (rió) ¿Tienes que pedir aun permiso? ¡Qué ternura!
Rodé los ojos, dándole un golpecito en el brazo antes de salir del auto, agradeciéndole a todos de nuevo por todo. Jonathan salió escopeteado detrás de mí. Le sonreí y llevé mi mano a su cabello, metiendo mis dedos entre sus rastas, y le atraje para besar sus suaves labios. Él me rodeó de la cintura, con posesividad, y me correspondió de inmediato. Fue un beso fugaz, que hubiéramos querido prolongar por mucho más tiempo. Nos separamos con enorme esfuerzo, sin romper el abrazo, y él me miró profundamente, con una extraña mezcla de sueño, ebriedad y cariño... Extrañamente encantador.
Jonathan: Oye, ¿te voy a ver el lunes?
Su: ¿Quieres verme el lunes?
Jonathan: (sonrió) Quiero verte siempre- musitó, y depositó un beso casto en mi mejilla.
Su: (bajé la mirada, sonriendo) Voy a estar temprano en la cafetería, no sé a qué hora salga de ahí.
Jonathan: Llámame cuando termines. Pasaré por ti.
Asentí, obediente.
Munky hizo sonar el claxon, metiéndonos presión. Jonathan extendió su brazo hacia el coche y le enseñó su dedo corazón, haciendo reír al conductor. Luego me jaló de la cintura con brusquedad, me besó fugazmente de nuevo, lamiendo dulcemente mis labios, me sonrió, travieso, y volvió a subir al auto, cerrando la puerta tras él.
Yo solté un suspiro de pura frustración y salí corriendo al edificio, subiendo las escaleras de a dos, luego les miré marcharse y entré con sigilo a la casa, sin prender la luz. Me escabullí a mi cuarto, me lavé los dientes y me metí bajo las sábanas, suspirando como una boba adolescente enamorada.
Y de nuevo el miedo se instaló en mí. Era verdad que disfrutaba de esos momentos mágicos con ese magnifico hombre, que me sintiera como si flotara entre las nubes cada vez que estaba cerca de él, que le tuviera cariño y afecto, que confiara en él y que me sintiera a gusto a su lado. Pero... Eso no era amor... No podía ser amor... ¿Cierto?
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EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]
Fanfiction[FANFIC DE KORN - JONATHAN DAVIS] Las historias de amor siempre van de lo mismo. Una chica guapa conoce a un chico sexy que le cambia la vida y le da una razón para ser feliz. Pero esta no es una historia de amor cualquiera. Es un monologo sobre la...