Capítulo 48

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ADVERTENCIAS DEL CAPÍTULO:

Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje fuerte. Se recomienda discreción.

Personas menores de edad (-18) que lean este contenido será bajo su propia responsabilidad y teniendo en cuenta las advertencias anteriormente mencionadas.

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Él finalmente me soltó, pero no se apartó de mi lado. Yo hundí mi rostro entre mis manos y me encogí todo lo que pude, sin atreverme a mover ni un solo músculo. Seguí llorando sin poder contenerme, porque me sentía estúpida sucia e impotente.

         Odiaba llorar de esa forma, con tal desesperación que parecía una mártir. Pero la sensación de desconcierto y miedo que me había invadido fue tal, que no podía dejar de sentir ese desgarrador dolor en el pecho. Encogí las piernas y traté de calmar mi llanto, pero sentirlo aún a mi lado no me ayudaba mucho.

Jonathan: Su...- susurró a mi lado- Perdóname... Por favor, no llores.

         Sentí su mano sobre mi cabeza, acariciando con cuidado mi cabello. A pesar del miedo, su tacto me hizo relajarme un poco, y al cabo de varios minutos pude finalmente detener el llanto.

Su: Lo siento... Yo... me sentí aterrada...

Jonathan: Su, no... creí que... Soy un idiota.

Su: No... es que, yo... pff- no sabía cómo explicarle lo que había ocurrido, no sin tener que hablar demás.

         Más minutos de silencio. Sentí su rostro sobre mi hombro, pero no me descubrí la cara. Seguí aferrada y encogida. Sin embargo, sabía que su tacto era gentil, como el de alguien que ha roto algo y trata de remediarlo, o al menos, de no seguir lastimándolo. Suspiré, con la respiración entrecortada.

Su: Tú... ¿ibas a obligarme...?

Jonathan: ¿Qué?- dijo alarmado?- No... ¡Jamás lo haría!

Su: (jadeé) Lo siento. Soy... hipersensible, a veces.

Jonathan: Su... no me pidas perdón.

Su:... Lo sien... to.

         Hablábamos en murmullos, pero tan cerca que nos escuchábamos claramente.

Jonathan: Su... ¿Puedo volver a intentarlo?

         Sus manos se ceñían a mis brazos, mientras su rostro descansaba sobre mi hombro. Su tacto seguía erizándome la piel.

Su: (suspiré) Sí, quiero que lo hagas...

         Y tras un suspiro, sentí de nuevo sus labios sobre mi hombro, recorriendo mi brazo con su mano hasta mi mano. Entrelazó sus dedos con los míos y me obligó a apartar la mano de mi rostro. Luego la atrajo a su pecho, justo sobre su corazón, y yo me giré temblorosa, secándome las lágrimas con la manga del otro brazo, tratando de encontrarlo en la oscuridad. Al girarme quedé de frente a él, y supe que me miraba desde arriba, sentado con una mano sobre la mía en su pecho y la otra sosteniéndolo del suelo. Yo tuve que bajar la cabeza, aún temblorosa y entristecida. Odiaba que este tipo de cosas arruinaran aquel momento.

Jonathan: Su- susurró- Quiero ser tuyo... Quiero que hagas lo que te venga en gana conmigo.

Su:... ¿Qué?- solté un jadeo.

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora