SEGUNDA PARTE | Capítulo 10

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ADVERTENCIAS DEL CAPÍTULO:

Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje fuerte. Se recomienda discreción.

Personas menores de edad (-18) que lean este contenido será bajo su propia responsabilidad y teniendo en cuenta las advertencias anteriormente mencionadas.

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NOTAS DEL AUTOR:

1. ¡Qué difícil fue transcribir este capítulo!

2. Si este contenido llegase a ser eliminado (por favor, no lo haga Sr. Wattpad :c) publicaré una liga o, en su defecto, el nombre de otro blog personal donde se pueda leer este capítulo.

3. Perdóname Jonathan Davis por tener una mente tan sucia.

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No recuerdo cuando fue la última vez que disfruté de que alguien me tocara los pechos.

         Creo que la última vez fue cuando lo hice con Olga, que fue hace algo más de cuatro años. Desde entonces no había vuelto a disfrutar del verdadero placer de sentirme deseada.

         Pero ahora Jonathan Davis me acariciaba con tanta ansia y deseo, que no podía evitar temblar y deshacerme en jadeos bajo su cuerpo.

         Él besaba mi cuello, descendiendo lentamente, mientras con su brazo alzaba cada vez más mi blusa. Al llegar a la altura de sus manos levantó la tela, llevándose consigo las copas del sostén, de un solo movimiento brusco que me hizo tiritar, dejando mis pechos desnudos frente a él. Me removí, un poco incómoda. No me gustaba mi desnudez.

         Jonathan se irguió ligeramente, sentándose sobre mi pelvis, y acarició mi piel con fascinación, tomando entre sus manos toscas mis pechos. Joder... No pude evitar estremecerme y soltar un entrecortado suspiro.

         Se dedicó a endurecer mis pezones con sus dedos, con rudeza, mientras se lamía los labios, con una mirada hambrienta. Bajé mis manos en un acto reflejo, intentando cubrirme de su mirada invasiva. Pero él atrapó mis muñecas con la mano izquierda, llevándolas hacia arriba de mi cabeza. Con su mano derecha apretó con saña mi pecho izquierdo, castigándome, mientras se inclinaba sobre mí con una expresión de burla. Empujó su pierna entre las mías, rozando mi sexo con su rodilla, mientras descendía hacia mi pecho derecho, y mordió suavemente mi pezón, lamiéndolo a su paso, tirando de él con sus dientes, rozando sus labios y su barba sobre mi piel sensible.

         Oh Dios mío, esa condenada barba...

         Descendió la mano que sostenía mis muñecas hasta mi rostro y, mientras su boca seguía recorriendo mis pechos, llevó sus dedos hacia mi boca, introduciéndolos a ésta. Le dejé hacerlo porque, a esas alturas, estaba al tope de la excitación y mi pudor se esfumaba a la par que crecía el calor dentro de mí.

         Mientras me acaparaba con sus manos y su boca, comenzó a efectuar un agonizante vaivén con sus caderas, frotando de forma insistente su pierna entre las mías. Podía comenzar a sentir su erección oculta por debajo de la tela.

Su: Oh... Dios...- suspiré cuando aumentó la presión contra mi cuerpo.

         Lo escuché soltar una risa ronca, apretando con saña sus dientes. Entonces comenzó a descender sus manos hacia mis caderas, colando sus pulgares por la línea del pantalón, y empezó a mover mi cuerpo acorde con sus propios movimientos, intensificando el exquisito roce que hacía contra mi pelvis, al tiempo que su boca dio un tirón ligeramente doloroso al pezón que mantenía entre sus dientes y ascendió, en medio de besos húmedos, hasta mi clavícula y mi cuello.

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora