Capítulo 38

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Corrí en dirección a la parte trasera del escenario, donde el chico del staff me había indicado que se encontraba la zona de descanso. Tras recorrer todo el lugar con la vista, no encontré ningún indicio de Jonathan. Traté de calmar mi respiración, estaba agitada por correr y por el temor que me recorría el cuerpo. Era consciente de que no podía dejarle mucho más tiempo a solas con ella.

         Yo sabía que era ella, no tenía la menor duda. Se había colado a la parte trasera del recinto y lo había ido a buscar, a él, simplemente para joderlo. ¿Qué otra cosa conclusión podía sacar, si no? Y de alguna forma, yo tenía la culpa, por no haberle advertido, por haberme separado de él cuando prometí que no lo haría. Ahora, si algo malo pasaba, todo sería mi culpa y no podría perdonármelo nunca.

         Nerviosa, avancé sin saber exactamente hacia dónde, abriéndome paso entre la gente que se veía apurada en su trabajo. Eran alrededor de las siete y el concierto todavía parecía estar muy avivado. Reconocí un par de camarógrafos, una joven con un micrófono en las manos y una lona al fondo como escenario improvisado. Supuse que Jonathan debería estar cerca de aquella zona. Caminé a alrededor, pendiente de las personas, escrutando toda el área con la mirada.

         Y entonces, al acercarme a una pequeña esquina solitaria, divisé a un par de personas. Me acerqué dubitativa, y finalmente les reconocí. Observé la figura alta de Jonathan dándome la espalda, posado frente a una mujer, por mucho, más baja que él. Y, sin embargo, conforme me acercaba, me di cuenta de que él estaba encorvado, con los puños apretados y todo el cuerpo tenso. Lillie, frente a él, sonreía con altivo descaro, acariciando distraídamente su larga melena negra.

         Ella finalmente advirtió mi presencia. Me sonrió entrecerrando los ojos, como si mi cara fuera un chiste para ella. Tragué saliva, pero no me atreví a retroceder. Al contrario, avancé, con lentitud, esperando que Jonathan se diera cuenta de mi presencia. Quizás quería creer que, tal vez así, él comprendería que no estaba solo, y podría apoyarse en mí.

Jonathan: ¿Qué mierda estás esperando?

Lillie: (sonrió, volviendo su vista hacia él) Después de tanto tiempo, creí que madurarías un poco, Jonny. Las cosas del pasado no tienen importancia ahora. Sin embargo, veo que aún sigues siendo el pequeño perdedor que tu padre intentaba vanamente corregir. Puedes haber crecido, pero no me cabe duda de que sigues siendo el mismo niño inmaduro y débil que siempre fuiste.

         Jonathan apretó los puños, soltando un gruñido profundo, volviéndolo irreconocible para mí. No, al parecer, no había caído en mi presencia, y no sabía si llamar su atención o no. Avancé un paso más.

Jonathan: Soy mucho más grande y fuerte ahora, zorra- le escupió- te lo puedo demostrar cuando quieras.

Lillie: (rió) Eres mucho más grande, sí. Pero eso no te quita lo marica y lo enclenque.

Jonathan: (soltó una risa irónica) ¿Quieres apostar?

         Levantó un puño frente a su rostro, y ella retrocedió instintivamente. A pesar de su altanería, ella sabía que Jonathan era, por mucho, más fuerte que ella. Y a juzgar por el estado de él, no podía asegurar que no fuese capaz de soltarle un puñetazo a Lillie.

Lillie: ¿Después de todo sigues siendo capaz de querer cobrártelas conmigo?

Jonathan: (gruñó) ¿Qué te hace pensar que no lo haría?

Lillie: (sonrió) El problema contigo es que no sabes cuándo detenerte Jonny. Estás tan aferrado al pasado que no te das cuenta de que el tiempo se te ha pasado ya- se acercó a él siseando- Eres un niño grande con complejo de inferioridad que cree que puede solucionar sus problemas a puños porque no aprendió nunca a ser un hombre de verdad.

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora