EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]

QUINTA PARTE | Capítulo 36

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ADVERTENCIAS DEL CAPÍTULO:

Este capítulo contiene escenas de sexo explícito y lenguaje fuerte. Se recomienda discreción.

Personas menores de edad (-18) que lean este contenido será bajo su propia responsabilidad y teniendo en cuenta las advertencias anteriormente mencionadas.

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Recordaba las flores, los extensos campos de flores. Una vez cada mes, más o menos, mamá me llevaba a un hermoso campo de flores, alejado de la ciudad. Yo no tenía ni idea de en dónde estaba, porque era muy chica para entenderlo, pero recuerdo muchas, muchas flores, en un espacio en donde apenas había sobra. Mi madre me preguntaba -¿qué es lo que ves, Susy?- y yo, maravillada, respondía: -¡Flores!- y me tumbaba a verlas como hipnotizada con tanta belleza. -¿Hay algo más que puedas ver, Susy?- preguntaba ella, y se sentaba a mi lado. -Pues... tallos, pétalos, hojas...- contestaba, y ella asentía. Después de unos minutos, yo finalmente preguntaba: -¿Y tú qué ves?-, y ella sonreía y respondía: -Yo veo raíces.

         La primera vez que estuve enamorada se lo conté a mamá. Yo creía que iba a amar a aquel chico por el resto de mi vida, pero un día descubrí que él estaba enamorado de una hermosa chica, más joven que ambos. Entonces lloré muchísimo, porque nunca antes me habían roto el corazón. Cuando yo le conté lo que pasó, ella me sonrió con nostalgia, acariciando mi cabello corto, y me dijo: -Susy, tu ves flores, ves tallos y pétalos, y hojas. Pero, ¿sabes de dónde proviene toda esa belleza? De las raíces. Las raíces son fuertes y poco estéticas, pero se alimentan de todo lo que hay en el suelo. Las raíces de los seres humanos son también lo que hace florecer su belleza. El amor no está en la superficie de esa belleza, sino en tus propias raíces, de las que floreces y con las que te haces fuerte.

         -Tienes que amarte a ti misma primero, Susy- me dijo-, las raíces del amor propio, esas son las importantes.

         Pero, ¿cómo amar si uno no se ama a sí mismo?

No puedo describir lo que sentí en ese momento. Solo angustia, mucha angustia. De alguna forma, un extraño presentimiento había surgido de lo más profundo de mí, como si me profetizara un desenlace caótico. Yo quise creer que eran imaginaciones mías, pero realmente nunca había sentido algo como eso. Era como una sensación de haber perdido algo cuando todavía no se pierde.

         Miré a la mujer que tenía delante con detenimiento, tratando de digerir el hecho de que era ella, que era real, y que estaba allí, frente a mí. Cruzamos una larga mirada en donde ella mantuvo un semblante soberbio e inmutable. Definitivamente era una mujer con un carácter fuerte. Tragué saliva.

Su: Oh... así que... usted es su madrastra.

Lillie: Así es. ¿Puedes decirme si está Jonathan o no?

Su: Ah... eh... bueno... él no está disponible ahora mismo... se está bañando.

         Entonces ella me lanzó una mirada despectiva, y por primera vez, su expresión varió, ahora parecía que repudiaba mi presencia.

Lillie: A propósito, ¿tú quién eres?

Su: (tragué saliva) Soy Susan... la novia de Jonathan- tartamudeé.

Lillie: Oh...- alzó una ceja y me barrió con la mirada-... mira nada más. Bueno... Jonny solía tener mejores gustos- sonrió.

Su: Oh... ¿pero qué...?