Capítulo 34

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Si he de ser sincera, sé que las parejas no suelen terminar por razones externas, sino por una única y simple realidad: porque el enamoramiento se acaba.

         Y, si Jonathan acababa de confesarme que él sí estaba enamorado de mí, entonces... ¿Era yo la que ya no sentía nada por él?

         Me replanteé esa pregunta un millón de veces mientras jugábamos videojuegos con Fieldy y Munky. Jonathan parecía más relajado después de que sus amigos encendieran un churro y entre todos nos lo acabáramos. Yo observaba de soslayo a Jonathan, preguntándome qué debería hacer. Tal vez solo seguía molesta por lo que pasó... o tal vez de verdad estaba perdiendo el interés por él.

         Confundida y atareada, estuve el resto del día con él, pero no como esperaba que fuera. Cuando terminamos de jugar nos fuimos a la parte delantera con el resto del grupo, que estaban viendo películas malas y cenando. Luego prendieron una pipa, con algo más que yerba. Me ofrecieron pero me negué; no tenía ganas de estar demasiado drogada ahora mismo, sobre todo con lo distante que me sentía de Jonathan. No me sentía en un lugar seguro.

         Cuando él ya estaba bien colocado me sentó entre sus piernas. Me sentía un poco incómoda al verlo tan drogado, pero la mirada fulminante que Jane nos lanzaba me obligaba a mantenerme con él, como si estuviera protegiendo mi territorio. Incluso me abracé a su cuello y dejé que me toqueteara el culo. Honestamente, los celos no me dejaban razonar con madurez.

         Alrededor de las once de la noche todos ya estábamos cansados. Descubrí que durante estos viajes, a menos que tuvieran compañía interesante- yo no contaba, porque solo podía ser de Jonathan- se iban a dormir muy temprano. Me sorprendió lo agotados que se veían a pesar de todo, y alrededor de las doce ya todos estaban tumbados en sus colchones, platicando a la distancia, somnolientos.

         Yo me sentía algo perdida porque, pese a todo, no había terminado de reconciliarme con Jonathan. No lo había besado durante todo el día, y él seguía algo drogado.

         Bajé a tomar agua, huyendo del dormitorio móvil, y me encontré sin previo aviso con Jane, que avanzaba desde la parte delantera del autobús. La ignoré, ocupándome de servirme agua, pero entonces ella se quedó de pie a mi lado, obligándome a levantar la mirada hacia ella. Sus ojos me escrutaban, serios y amargos, de una forma en que jamás la había visto.

Su: (tragué saliva) ¿Todo bien?

Jane: No, no está bien, y lo sabes- bajó la mirada- me imagino que entiendes a qué me refiero.

         Fruncí el ceño. No tenía fuerzas para hablar de eso con ella. Estaba enojada, a pesar de encontrarme relativamente calmada. Recordaba que ella era quien molestaba a Jonathan, quien lo hacía sentir mal y culpable.

Su: Si te refieres a que quieres quitarme a mi novio, sí, ya me he dado cuenta.

         Alzó la mirada con cierto recelo.

Jane: Susan, yo... Lo siento.

         Me quedé a cuadros. Lo último que me esperaba era eso. ¿De verdad se sentía culpable, o era otro de sus juegos para manipular a las personas?

Jane: Sé que Jonathan decidió estar contigo, desde que llegamos a tu ciudad, él no ha dejado de hablar de ti y de llevarte a todos lados... Y supongo que yo estoy celosa por eso.

         Abrí la boca, impresionada. No esperaba tampoco que fuera tan directa.

Su: Tú... ¿tienes alguna clase de relación... íntima, con él?

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora