Me desperté temprano, cuando todos aún dormían, pero la mañana era muy fría y los brazos de Jonathan todavía me rodeaban, así que preferí quedarme allí, acurrucada y contemplándolo dormir tranquilamente. Aquello era la calma que venía después de la tormenta, o al menos así lo veía yo.
Varias horas después, cuando ya me había vuelto a dormir, el ajetreo en el autobús se volvió latente cuando Jane apareció en la segunda planta, ya arreglada y bien espabilada, corriendo las cortinas de todos y dando taconazos en todo el pasillo. Jonathan se revolvió, molesto.
Jane: Arriba todos. El sol ya salió, flojonazos. Estamos ya en Bakersfield. Llegaremos a la estación en cuestión de nada. ¡Arriba!
Sus tremendos gritos nos despertaron a todos, y poco a poco comenzaron a escucharse las voces carrasposas y somnolientas de todos en el pasillo. Yo me giré con pereza cuando Jonathan me soltó y se estiró para desperezarse. Dio un largo y escandaloso bostezo y se sentó al borde del colchón, bajando sus piernas de éste. Me acomodé de lado para mirarle. Se veía tan gracioso recién levantado. Él giró la cabeza para mirarme sobre el hombro, y cuando cruzamos miradas me sonrió de vuelta.
Su: Buenos días- dije mientras me estiraba.
Jonathan se inclinó hacia atrás, apoyándose sobre su codo, y me besó furtivamente en los labios.
Jonathan: Buenos días- musitó con voz ronca.
Su: (sonreí, abochornada) Jonathan, no tienes bóxers.
Se miró la entrepierna desnuda y luego se encogió de hombros, indiferente. Me reí de su reacción, mientras él se levantaba y se ponía los bóxer que la noche anterior se había quitado sin ningún cuidado. La noche anterior... me revolví entre las sábanas, con cierto bochorno sobre las mejillas, sin saber si era provocado por la vergüenza que me daba la idea de que alguien hubiera podido escucharnos, o el recuerdo de su cuerpo apretado contra el mío.
Iba a levantarme tras de él, pero entonces sentí su mano posarse sobre mi hombro, empujándome de vuelta al colchón para quedar tumbada.
Su: ¡Oye!
Jonathan: Tú espera ahí un momento. No quiero que veas atrocidades y quedes traumada de por vida.
Escuché la risa de todos, y comprendí que el resto del grupo también se estaban cambiando. Rodé las pupilas y me quedé allí, por culpa del cuerpo de Jonathan que me bloqueaba el paso. Estuve tratando de escapar sin éxito, hasta que el resto bajó y finalmente me dejó salir y arreglarme.
Como mi maleta estaba abajo, me puse la misma ropa y solo me lavé la cara y la boca, me hice una coleta y me delineé un poco los ojos. Cuando bajé ya todos estaban listos y acicalados. Saludé a todo el mundo y en pocas horas vimos el autobús aparcar en un lugar privado de una gran estación privada.
Bajé de la mano de Jonathan, impresionada por conocer un lugar nuevo. De inmediato vaciamos el maletero y nos dirigimos a la parte frontal de la estación. Jane se despidió de nosotros animadamente, pero creo haber podido notar algo de frustración en su mirada cuando Jonathan pareció no prestarle demasiada atención. Me pavoneé por dentro, aunque no fui capaz de restregárselo a la cara.
Al llegar al estacionamiento nos despedimos finalmente de todos y tomamos un taxi Jonathan y yo. El plan era volvernos a encontrar mañana por la tarde para el concierto.
Así nos pusimos en marcha hacia la vieja casa de Jonathan, con una cancioncita pop en el radio como fondo1, mientras yo moría de nervios y no podía dejar de apretar la mano de Jonathan mientras miraba por la ventanilla.
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EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]
Fanfiction[FANFIC DE KORN - JONATHAN DAVIS] Las historias de amor siempre van de lo mismo. Una chica guapa conoce a un chico sexy que le cambia la vida y le da una razón para ser feliz. Pero esta no es una historia de amor cualquiera. Es un monologo sobre la...