Capítulo 52

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Pasó algo gracioso cuando volvimos al hotel. Y pienso que es gracioso porque de otro modo me echaría a llorar. Lo que ocurrió fue que, al regresar, nos tumbamos en la cama y comenzamos a besarnos, y terminamos haciendo el amor. Pero esta vez fue diferente. Me di cuenta que me había costado muchísimo ponerme caliente.

         Mi cabeza había estado dándole vueltas a todo lo que había pasado estos últimos días, y tuve que fingir un orgasmo para terminar sin que él se sintiera culpable. Sin embargo, cuando lo vi dormir a mi lado, pude sentir la misma ternura y cariño que siempre.

         Algo estaba cambiando duramente, y sabía que dentro de mí estaba la respuesta, pero tenía miedo de saberla. Así que me abracé a él con necesidad, pero de nuevo, su cuerpo no me proporcionaba el consuelo que necesitaba.

         Mi cabeza y mi corazón estaban hechos un lío. De pronto vi nuestro futuro. Vi una aburrida rutina, monotonía, soledad durante sus giras. Vi mujeres más guapas que yo enseñándole las tetas, playeras suyas perfumadas por otras chicas cuando regresara a casa. Nos vi impuestos a sonreírnos por cortesía y a coger los domingos por la mañana por costumbre. Vi a un hombre que ya no conocía, y a una mujer maniquí frente al espejo. Vi todo lo que yo no quería, y a la mañana siguiente me pregunté si podría cambiar ese futuro simplemente con voluntad.

         Me quedé un rato allí acostada, pensando en todo, devanándome los sesos y reteniendo el llanto. Jonathan, a mi lado, dormía profundamente bocabajo. Sus rastas sobre sus hombros, surcando sus dulces facciones, haciéndole parecer casi un niño.

Su: ¿Cómo diablos entré a tu vida?- musité, mientras acariciaba su mejilla con cuidado- ¿Cómo... diablos entraste tú a la mía? ¿Te das cuenta? Somos un par de desconocidos, completamente opuestos, ¿y esperas que podamos vivir juntos? ¿Por cuánto tiempo? ¿Te has preguntado... qué pasará cuando terminemos? ¿Qué haremos cuando la rutina nos consuma, y la monotonía haga desaparecer el encanto? Descubrirás que no soy más que una simple mujer, y no la mejor que pudiste elegir. ¿Te has preguntado qué pasará entonces? Cuando nuestra trillada historia de amor no sea suficiente...- me giré y miré hacia la ventana, agotada y deprimida-... ¿Te lo preguntas?...

Jonathan:... Todo el tiempo.

         Su voz me sobresaltó un poco, y me volví para verle. Seguía en la misma posición, pero ahora me miraba tan serio, como rara vez lo hacía. Me quedé en silencio porque no sabía que decir, y de pronto tuve la sensación de que podía escrutar mi mente.

Jonathan: Pero lo que más temo... es que en algún momento tú quieras retractarte, que de pronto cambies de sentimientos como cambias de pensamientos... y me pregunto por qué apuesto tanto por ti, si sé que eres un poco más volátil que yo... Me pregunto por qué me has hecho quererte tanto... y por qué yo lo he permitido... por qué sigo esperando entender tus sentimientos... por qué me siento tan estúpido cada vez que lo hago.

Su: Yo... también me pregunto por qué lo haces.

         Él me miró frunciendo el ceño, entre enojado y preocupado. Yo trataba de aclarar mis ideas y mis sentimientos, que entonces no se ponían de acuerdo. Pero antes de poder decir nada, mi teléfono sonó, sobresaltándonos a ambos. Era un mensaje. Lo abrí.

Buenos días, Su. ¿Podrás venir a verme al mediodía a mi casa? Quiero presentarte a unos amigos, y mostrarte un par de cosas con respecto a lo que te dije el otro día. Por favor, di que sí.

De: Tony.

         Suspiré y me puse en pie. Me dirigí al baño sin mirar a Jonathan, pero me estremecí al llegar a la puerta.

EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora