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[Clubbed to Death - Rob Dougan]
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Comienzo a caminar por un sendero nubloso, en el que no puedo contemplar nada que no esté a un palmo de distancia. Aferro mis pies al suelo, como si esto fuese lo único que me mantiene unida a la realidad. No soy capaz de detenerme, porque temo comprobar que estoy extraviada. Aun con el miedo, sigo avanzando entre neblina blanca, y sé que no estoy yendo hacia ningún lugar, pero aun así sigo avanzando.
Mientras lo hago, los recuerdos vienen a mi mente. Recuerdos de cuando era niña, cuando estaba en casa con mamá, cuando iba a la escuela primaria. Recuerdo mi adolescencia, mis primeros amigos, cómo conocí a Emily, cómo conocí a Ris. Luego recuerdo cuando cumplí 14 años... cuando lo conocí a ÉL. Recuerdo... la casa, los visitantes, la vida en ese lugar... Abro los ojos, sobresaltada, sin recordar en qué momento los había cerrado.
Mis ojos comienzan a llenarse de agua salada.
No. Eso no lo quiero recordar. No más... No más.
-¡No más!- grito mientras me aprieto la cabeza con ambas manos mientras sigo caminando.
Entonces las plantas de mis pies comienzan a sentir algo diferente al frío suelo. Es algo agradable, una textura suave y húmeda que cosquillea mis pies y vuelve mi andar más ameno. Miro hacia el frente, intrigada, y conforme voy avanzando descubro que la niebla se va disipando. El suelo que ahora piso es verde. El horizonte se va desvelando ante mí, y encuentro ante mi atónito asombro un extenso campo de flores, bañado en la pululante luz del sol.
Recorro todo el territorio con la vista conforme me voy adentrando en él, y de pronto la niebla se evapora completamente, dejando a los rallos del sol acaparar cada centímetro de mi piel. Consigo caminar sobre las flores, abrazando todo el paisaje con mi mirada. De pronto, ya no siento miedo, pero una nostalgia avasalladora me absorbe profundamente.
Entonces, mientras continúo recorriendo el lugar con la vista, diviso una figura sobre las flores. Una silueta femenina con una larga cabellera negra se agacha entre éstas, sentada, disfrutando del lugar. Me acerco con lentitud, sin separar la vista de ella. Cuando por fin estoy lo suficientemente cerca, descubro quién es, y ante la impresión, varias lágrimas caen por mis pómulos y van directo a mi boca abierta. Y, en vez de avanzar más, caigo rendida, de rodillas, porque mis piernas son incapaces de seguir moviendo ni sosteniendo mi peso.
Así que me quedo allí, a varios metros de distancia de ella, conmocionada y exhausta. Ella no me mira, pero sonríe, y sé que sabe que estoy aquí.
-Mamá...- lloriqueo en voz baja, aunque, como mi voz es el único sonido que penetra aquel lugar, se escucha claramente en todo el rededor.
-Hola, Susy- dice ella, con una voz tan suave y tranquila que me arrulla en cuanto la escucho.
No voltea a verme, su cuerpo ni siquiera parece inmutarse, pero, aun así, me habla con tanto cariño que puedo sentirla como si estuviese abrazándome.
Pasan los minutos y yo, conmocionada, no soy capaz de hacer ni decir nada. Finalmente, logro emitir de nuevo sonidos desde mi garganta atascada.
-¿Estoy muerta?- susurro de nuevo.
-¿Temes estarlo?- vuelve a pronunciar con voz cálida y tranquila.
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EL HOMBRE QUE DISIPÓ EL MIEDO DE SER © [TERMINADA]
Fanfiction[FANFIC DE KORN - JONATHAN DAVIS] Las historias de amor siempre van de lo mismo. Una chica guapa conoce a un chico sexy que le cambia la vida y le da una razón para ser feliz. Pero esta no es una historia de amor cualquiera. Es un monologo sobre la...