CAPÍTULO III

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Una capa de sudor cubrió su frente cuando los primeros minutos dentro del cuarto en donde se ubicaba habían transcurrido

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Una capa de sudor cubrió su frente cuando los primeros minutos dentro del cuarto en donde se ubicaba habían transcurrido. El jefe de cocina, Bakugo Katsuki se encontraba sentado tras el escritorio que los dividía, no había mediado palabra alguna con ella, todo lo contrario, los primeros minutos estuvo en completo silencio mirando su currículum como si estuviese leyendo algún test inentendible.

Ochako comenzó a repasar su vida y la toma de decisiones que la llevaron a estar allí en esos momentos. Cerró los ojos con fuerza. ¿En verdad, su posible futuro jefe, la había visto desnuda esa misma mañana? Quería echar a llorar de la vergüenza. ¿Lo había golpeado con su shampoo? Quizá. ¿Lo había amenazado con llamar a la policía por ser un pervertido? Sin duda. ¿Conseguiría un puesto allí? Definitivamente, no.

―Entonces ―La voz del jefe de cocina interrumpió el hilo de pensamientos que atormentaban su mente, haciéndola abrir los ojos y mirarlo. Éste la observaba con esos ojos rojizos que la hicieron retroceder unos pasos cuando estuvo en su departamento―, viniste a Tokio por éste trabajo. ¿Tienes un plan de contención? ―Uraraka no disimuló la duda en su rostro al escuchar su pregunta―. Si no consigues éste trabajo, ¿tienes otra opción o tu viaje será en vano?

―Yo... ―¿Acaso era un anticipo de que no conseguiría el trabajo? Sus piernas le temblaban―, había enviado mi currículum a varios sitios, pero el que me interesó más fue éste.

―O sea que, de no conseguir éste puesto, tu venida aquí habría sido un desperdicio de tiempo y dinero. ―No fue una pregunta―. Eres arriesgada y estúpidamente ingenua, espero que lo sepas.

―¿Disculpe...?

―Tomaste la oferta de un departamento, mi departamento, con una renta inicial muy baja siguiendo un "sueño" sin mucho fundamento. ―Lo vio esbozar una sonrisa ladina con mucha autosuficiencia, quizá demasiada―. Escucha, Cara Redonda ―Nuevamente ese estúpido mote―, te seré franco, no pienso contratarte. No después de lo que sucedió ésta mañana.

Un vacío se formó en su pecho al escuchar las palabras del hombre sentado frente a ella, sentía que el piso debajo de sus pies se tambaleaba por más que ella estaba sentada, se sentía caer en cualquier momento. Se mordió el labio inferior en un intento por tranquilizar su cuerpo, pero parecía imposible. Vio los ojos rubíes de Bakugo fijarse en ella, la estudiaban, ¿acaso estaba probándola? No lucía como una persona que se tomara el tiempo para estudiar a alguien, eso estaba claro por el modo en el que atropelló la puerta de su baño. Malditos recuerdos.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora