CAPÍTULO XXI

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Advertencia: Lemon Explícito.

Bakugo abrió los ojos y volvió al mismo parque donde su padre lo encontró cuando tenía quince años y se había fugado de su casa

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Bakugo abrió los ojos y volvió al mismo parque donde su padre lo encontró cuando tenía quince años y se había fugado de su casa. Bakugo regresó al mismo lugar y vio la espalda de Masaru, sentado en el mismo banco que hace trece años. Sonrió para acercarse hacia él pero la distancia nunca se acortaba, como si caminara sin avanzar ni un paso. Intentó hablar, intentó gritar pero sus esfuerzos fueron en vano, abría la boca sin que saliera sonido alguno de ésta, pero aun así podía sentir cómo su garganta se forzaba por emitir algo, sentía dolor, estaba mudo.

Entonces su padre volteó hacia él, sin embargo, antes de poder enfocar su rostro, despertó a la realidad. Su habitación lo recibió de golpe, dio un respingo al reconocer todo a su alrededor, recomponiéndose sobre la cama fue consciente de que tenía el rostro sudoroso y le dolía la garganta, se llevó una mano a su cuello intentando, inútilmente, apaciguar el lacerante dolor con sus dedos. Miró a su alrededor y vio la cama vacía.

La puerta de su cuarto se abrió y vio a Ochako de pie en el umbral de su puerta con un pequeño pie de limón entre sus manos, una vela encendida en el medio y una sonrisa en sus labios. Él tardó un momento en asimilar la razón de aquella imagen hasta que la vio acercarse hacia él.

―Feliz cumpleaños, Katsuki ―Pronunció antes de besar sus labios con dulzura. Él comenzó a olvidar la incomodidad que traía en su cuerpo tras aquel sueño al sentirla. No tardó en llevar sus manos hacia ella para atraerla a él y profundizar el beso―. Basta, que me harás estropear nuevamente éste pie.

―Si termina en tu cuerpo, no me molestaría ―Respondió él en su oído, mordiendo el lóbulo de su oreja, haciéndola suspirar con una sonrisa.

―Primero lo primero ―Dijo ella poniendo su mano sobre su pecho para apartarlo de ella. Ochako se sentó sobre él, a horcajadas de sus caderas, enseñando su pie de limón―. Pide de un deseo y luego puedes hacer lo que quieras.

―¿Lo que quiera? ―Ella se ruborizó―. Hecho, pero nada de acobardarse, Cara de Ángel. ―Ella llevó su diestra sobre su pecho en el lado del corazón, jurando. Él bajó la vista al pie de limón con la vela encendida, cerró los ojos y pidió un deseo.

No sabía lo que tenían con Ochako pero no quería que se acabe. Ese fue su deseo. Sopló la vela y ella besó sus labios después, ya no le importó dejar a un lado el pie de limón para permitir que los grandes brazos del hombre rodearan su cuerpo y con ambas manos, apretaran su trasero hincando sus uñas en su piel, arrebatándole un gruñido contra los labios de Katsuki; en respuesta, Ochako comenzó a mover sus caderas sobre él sintiendo cómo cada vez, el miembro del hombre iba despertando. Él mordió sus labios y ella estrujó sus cabellos rubios entre sus dedos.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora