CAPÍTULO XXXI

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Sintió una caricia en su frente y la punta de una nariz acariciando su mejilla, bajando por ella para dirigirse hacia su cuello

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Sintió una caricia en su frente y la punta de una nariz acariciando su mejilla, bajando por ella para dirigirse hacia su cuello. Ella sonrió aún con los ojos cerrados, comenzando a ser consciente de las caricias y besos que su piel iba recibiendo. De a poco, abrió los ojos y el aroma a café junto a aquel que desprendía la piel de Bakugo la hizo sonreír para mirarlo junto a ella. El hombre seguía dejando un camino de besos que fue bajando por su hombro hasta que fue consciente de que ella estaba despierta.

―¿Podrías despertarme siempre así? ―Preguntó ella en un susurro que él respondió con una sonrisa, sintió los labios del hombre besando los propios, ella correspondiendo a aquel tacto para invitarlo a continuar, colocándose encima de ella, acomodando sus grandes brazos a cada lado de su cabeza, teniendo mayor espacio para sí―. Te amo ―Dijo interrumpiendo su beso.

Lo vio alejarse para dedicarle una sonrisa pero cuando abrió los labios para hablar, en lugar de que su voz saliera, el sonido del timbre del teléfono fue lo que escuchó.

Ochako abrió los ojos de par en par, arrancada de su sueño con Katsuki como si jalaran de ella con tanta brusquedad que la sola idea de darse cuenta que todo fue producto de su imaginación, la hizo maldecir. Incorporándose de la cama con suma dificultad y sintiendo cómo su cuerpo se sentía fatal a cada respiración dada, Ochako buscó a tientas su teléfono sin hallar nada.

―Carajo... ―Volvió a decir, sintió entonces bajo su tacto una mano que, claramente, no era suya. Ochako le tomó un momento despabilar al sentir la piel cálida bajo su mano hasta que, limpiándose las legañas de los ojos, reconoció la figura de Bakugo durmiendo a su lado.

Uraraka casi pegó un grito al cielo al verlo allí, sin saber cómo terminó él acostado a su lado pero prestando mejor atención a su alrededor, comprendió que el intruso no era él. Ella no estaba en su cama ni siquiera en su habitación. ¡Qué costumbre tenía de despertar en camas ajenas cuando bebía tanto!

Vio a Katsuki removerse un poco en su sitio, acomodándose mejor para continuar durmiendo. Ochako dejó la histeria a un lado, reconociendo el rostro calmo de su ex novio, completamente entregado al sueño. Katsuki era de las personas que tenía el sueño ligero, lo sabía porque cuando ella solía tener pesadillas o sólo se levantaba a mitad de la noche para ir al baño, él se despertaba con facilidad.

En esa ocasión, fue distinta, por más de que su teléfono estuviese sonando en su cartera y ella haya saltado en su sitio al verlo, Bakugo no pareció perturbado en lo más mínimo. Ella se acercó a su rostro, comprobando cuán agotado lucía. Tuvo un ligero impulso por acariciar su rostro, deslizar sus yemas sobre sus cejas rubias y delinear el camino que descendía por sus mejillas hasta su marcada mandíbula, rozar su piel sobre sus labios y verlo dormir como un niño.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora