Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.
Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.
Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.
Las pequeñas manos de Eri fueron a sus oídos, se acurrucaba cada vez más al oír cómo las voces de sus padres resonaban con fuerza en la habitación contigua a la suya. Las lágrimas acariciaban sus mejillas y los sollozos se escapaban de sus labios. Aún recordaba el miedo de esos días grises, el miedo de volver a ver a su padre acercarse a ella con su cinturón en mano dispuesto a golpearla cada vez que hacía algo mal o sólo lloraba.
El terror generado por esos ojos dorados y filosos la hacía despertarse a mitad de la noche empapada en lágrimas. La primera noche que pasó en el departamento de Katsuki y Ochako fue similar a muchas noches, su llanto y su pedido de auxilio despertó a la pareja cuando la madrugada se asentaba en la ciudad.
El primero en abrir la puerta fue Katsuki, Ochako ingresó después de él pero fue la primera en acercarse a la niña hecha un ovillo en la cama. Ochako notó que las sábanas estaban húmedas al igual que el pijama que portaba. Eri no dejaba de llorar y una vez vio el rostro de Ochako, se cubrió con sus pequeñas manos, como si temiera que ella la golpeara por mojar la cama.
Katsuki y Ochako notaron aquella respuesta en el cuerpo de Eri y ambos compartieron una mirada apenada.
Ochako acarició la cabeza de la niña llamando su atención.
―Eri-chan, ¿tuviste una pesadilla? ―Preguntó la mujer, la niña no respondió, siguió llorando―. Escucha, ¿por qué no vamos al baño y te das una ducha?
―Lo... Lo siento... ―Sollozó la niña y Ochako la abrazó con cariño.
―Tranquila, es normal ―respondió acariciando su cabeza y su espalda. De a poco, el llanto de Eri fue cediendo y ya sólo quedaban hipidos que escapaban de ella cada tanto―. Vamos, no tienes que avergonzarte. Las pesadillas son odiosas y a veces el cuerpo actúa por sí solo cuando estamos dormidos.
Katsuki se acercó a Ochako y Eri se abrazó fuerte a la mujer. Ella miró a su novio y éste se encogió de hombros.
―Eri, ve a bañarte ―dijo Katsuki―. ¿Quieres una taza de chocolate caliente?
Los ojos de la niña fueron al hombre y un pequeño asentimiento recibió de su parte. Ochako sonrió y la ayudó a bajar de la cama para ir con ella al baño, dejando que Katsuki quitara las sábanas húmedas para llevarlas al lavadero.
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Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)
RomansaBakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda...