CAPÍTULO LIV

587 68 10
                                    

Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Las pequeñas manos de Eri fueron a sus oídos, se acurrucaba cada vez más al oír cómo las voces de sus padres resonaban con fuerza en la habitación contigua a la suya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las pequeñas manos de Eri fueron a sus oídos, se acurrucaba cada vez más al oír cómo las voces de sus padres resonaban con fuerza en la habitación contigua a la suya. Las lágrimas acariciaban sus mejillas y los sollozos se escapaban de sus labios. Aún recordaba el miedo de esos días grises, el miedo de volver a ver a su padre acercarse a ella con su cinturón en mano dispuesto a golpearla cada vez que hacía algo mal o sólo lloraba.

El terror generado por esos ojos dorados y filosos la hacía despertarse a mitad de la noche empapada en lágrimas. La primera noche que pasó en el departamento de Katsuki y Ochako fue similar a muchas noches, su llanto y su pedido de auxilio despertó a la pareja cuando la madrugada se asentaba en la ciudad.

El primero en abrir la puerta fue Katsuki, Ochako ingresó después de él pero fue la primera en acercarse a la niña hecha un ovillo en la cama. Ochako notó que las sábanas estaban húmedas al igual que el pijama que portaba. Eri no dejaba de llorar y una vez vio el rostro de Ochako, se cubrió con sus pequeñas manos, como si temiera que ella la golpeara por mojar la cama.

Katsuki y Ochako notaron aquella respuesta en el cuerpo de Eri y ambos compartieron una mirada apenada.

Ochako acarició la cabeza de la niña llamando su atención.

―Eri-chan, ¿tuviste una pesadilla? ―Preguntó la mujer, la niña no respondió, siguió llorando―. Escucha, ¿por qué no vamos al baño y te das una ducha?

―Lo... Lo siento... ―Sollozó la niña y Ochako la abrazó con cariño.

―Tranquila, es normal ―respondió acariciando su cabeza y su espalda. De a poco, el llanto de Eri fue cediendo y ya sólo quedaban hipidos que escapaban de ella cada tanto―. Vamos, no tienes que avergonzarte. Las pesadillas son odiosas y a veces el cuerpo actúa por sí solo cuando estamos dormidos.

Katsuki se acercó a Ochako y Eri se abrazó fuerte a la mujer. Ella miró a su novio y éste se encogió de hombros.

―Eri, ve a bañarte ―dijo Katsuki―. ¿Quieres una taza de chocolate caliente?

Los ojos de la niña fueron al hombre y un pequeño asentimiento recibió de su parte. Ochako sonrió y la ayudó a bajar de la cama para ir con ella al baño, dejando que Katsuki quitara las sábanas húmedas para llevarlas al lavadero.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora