CAPÍTULO XXVI

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Advertencia: Me odiarán, lo siento ;w;

Bakugo ingresó a la oficina del dueño de Towers con aquel aroma a té inglés inundando el ambiente, golpeando sus sentidos; vio a Aiba Manami sirviendo dos tazas de té acentuado el aroma aún más

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Bakugo ingresó a la oficina del dueño de Towers con aquel aroma a té inglés inundando el ambiente, golpeando sus sentidos; vio a Aiba Manami sirviendo dos tazas de té acentuado el aroma aún más. Su atención regresó al hombre canoso de profundos ojos azules y ojeras notorias bajo éstos, tenía las manos entrelazadas sobre su escritorio, leyendo un documento que Katsuki reconocía al instante: era la hoja de liquidación e indemnización para cuando un empleado será despedido. Sabía que el hombre había tomado su decisión.

―Bien, Bakugo-kun, no quiero hacerte perder más tiempo, ambos somos hombres ocupados, ¿no? ―Dijo Tobita sonriendo gentilmente al tenderle el documento frente a éste―. No te mentiré, me decepcionó mucho saber que el escándalo que involucra a Towers, tú también tenías algo que ver. ¿Cómo es eso que terminaste... ¿Cómo lo dicen ahora, Manami-chan?

―Liados ―Respondió la pelirroja secretaria acercando una bandeja con dos tazas de té.

―Exacto, liándote con tu propia empleada. Me extraña viniendo de ti, Bakugo-kun. Siempre te caracterizaste por ser muy profesional.

El hombre tomó la taza de té para llevárselo a los labios y degustar el sabor dulzón del mismo; Katsuki por su parte, rechazó la taza que Aiba le había tendido con un gesto con su mano, la joven sólo se encogió de hombros para regresar la taza al pequeño kitchenette que contaba la oficina.

―Lo que más lamento de todo esto es que tus acciones terminaron por envolverte no sólo a ti, si no que todos hablan de Towers como un sitio en donde tienes que acostarte con tu jefe para conseguir un puesto. ¿Sabes cómo nos deja eso? ¿Sabes cómo afecta a mi cadena de restaurantes?

Bakugo frunció su entrecejo al escuchar aquellas palabras. No hondó demasiado en la publicación original para saber la cantidad de comentarios que circulaban por las redes a consecuencia de la fotografía y los motes con que se referían a Ochako por culpa de ésta. Apretó con fuerza sus manos hechas puños a cada lado de los posa-brazos del cómodo asiento de cuero en donde se encontraba.

Todos sabían lo que acarreaba ir contra las reglas de Towers, incluso él había reprendido, suspendido y despedido personal a consecuencia de eso; no era la primera vez que, dentro del personal, se mantuvieran relaciones amorosas. Lo irónico de la vida, pensó: por lo que alguna vez había castigado, ahora lo tenía entre la espada y la pared.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora