CAPÍTULO XLVI

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

La noche cayó sobre Tokio, el primer día dentro del plazo otorgado a Bakugo Katsuki para decidir sobre lo que le había propuesto había culminado y Chisaki Kai había llamado a su hermana para echar aún mayor presión sobre sus hombros

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La noche cayó sobre Tokio, el primer día dentro del plazo otorgado a Bakugo Katsuki para decidir sobre lo que le había propuesto había culminado y Chisaki Kai había llamado a su hermana para echar aún mayor presión sobre sus hombros. No podrían escapar de sus manos, todo estaba dicho, finalmente, lo que decidieran Chisaki terminaría ganando y saborear la victoria sobre su hermana y su maldito protegido, le generaba aún más satisfacción que antes.

Sentado tras su computador, estaba observando nuevamente toda la información conseguida a través de los nombres de los involucrados en la gran estafa que Bakugo Shoen había hecho hace años; muchos de los afectados ya no vivían, eran personas muy ancianas o se habían terminado matando por la gran deuda en la que cayeron junto al problema legal que Shoen causó.

Escuchar a los nietos de los mismos, relatando los intentos de sus abuelos por ir contra la mujer que los condenó a un negocio fraudulento, era escuchar mucha frustración y rabia que era el abono necesario para él, para sentir que no era el único a quien habían hecho pasar miserias.

Poner en jaque a alguien intocable como Bakugo Katsuki y Toga Himiko era una satisfacción que no cualquier cosa podría igualar. Y sentado en su departamento, sonriendo a la nada, le recordaba cuán poderoso se era con tan poco.

Unos golpes en su puerta lo alertaron, despertándolo de su burbuja mental en el que fantaseaba con llevar a la ruina tanto a su hermana como Katsuki; dudó un momento en levantarse a mirar por la puerta, no esperaba a nadie y ya era tarde. Otro par de golpes lo hicieron fruncir el ceño, se puso de pie y estiró su mano hasta un bate de baseball que tenía cerca para acudir a la puerta. Vivía en un departamento viejo y pequeño al que casi nadie acudía si no era para dormir, la renta era barata para alguien como él, era una de las razones que lo ponían aún más a la defensiva puesto que casi nadie sabía dónde vivía.

Miró a través de la mirilla y vio a dos hombres vestidos de negro, uno con el cabello oscuro y ojos tan claros como el cielo; el otro hombre, en cambio, tenía el cabello claro, casi canoso y el rostro yacía oculto por la melena plateada que caía sobre sus ojos.

―Chisaki Kai-san ―habló el de hebras plateadas―, no nos tema. Sólo vinimos a dejarle algo.

―¿Quiénes son? ―Preguntó―. ¿Cómo saben mi nombre?

―Si nos permite pasar, podremos explicarle en forma todo ―habló con fingida gentileza el de cabello oscuro. Chisaki pudo notar cicatrices de quemaduras en su rostro, causando que apretara aún más fuerte el bate entre sus manos.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora