CAPÍTULO L

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados

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Diciembre solía ser uno de los meses más esperados por su familia. Había tanto por celebrar en el último mes del año que desde finales de noviembre, la familia Uraraka dedicaba su tiempo en los adornos navideños que Ochako se encargaba por acomodar junto a su madre. El momento más esperado, desde que las cajas cargadas de adornos se abrían para ser utilizadas, era la ubicación de la estrella federal sobre el punto más alto del pino pequeño de plástico que tenían.

Kiyoshi cargaba a Ochako en sus brazos cuando aún era una niña y la levantaba sobre el suelo para que sus pequeñas manos fuesen a la punta del pino, colocando así la estrella de plástico que terminaba encendiéndose con el juego de luces. Y una vez la estrella se ubicaba en lo alto del árbol, la esencia navideña abrazaba la casa.

Chieko se perdió en el recuerdo de antaño gracias al adorno navideño que su vecina y nueva amiga, Mitsuki, tenía en la mesa comedor. Sentada en el comedor del departamento de la mujer, aguardando porque ella regresara con las dos tazas de chocolate caliente que la invitó a beber esa mañana, Chieko volcó un poco de su memoria movida por la nostalgia que el único arreglo navideño en la casa de la mujer, le generó.

Ese año estaba lejos de casa y por la internación de Kiyoshi, no hubo adornos navideños que le recordaran que diciembre había llegado. Pero tampoco se sentía con ganas de volver a su propio departamento para ver las tantas cajas de cartón en donde todas sus pertenencias residían; aunque lo que en verdad deseaba era no toparse con las pertenencias de Kiyoshi o los arreglos navideños. Después de todo, no tenía sentido hablar de espíritu navideño cuando su familia estaba más destrozada que nunca.

―Cambia esa cara. Mira, por ti, beberé chocolate con malvavisco. ―La voz de Mitsuki trajo a Chieko a la realidad. La castaña miró a la rubia con una pequeña sonrisa en los labios, recibiendo la taza de chocolate caliente con pedacitos blancos flotando en su superficie.

―Gracias por el desayuno, Mitsuki-san ―respondió Chieko en un hilo de voz―. Lo último que quiero es permanecer en mi propio departamento con tantas cajas.

―La mudanza siempre es molestosa ―comentó la dueña de casa sentándose frente a ella―. No tardaron mucho en traerte tus pertenencias.

―No, el envío es sencillo cuando le hablas de que acabas de quedar viuda ―respondió en voz baja revolviendo con una cuchara los malvaviscos en su taza―. Las personas tienden a hacerte favores a juzgar por el deplorable aspecto que traes encima.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora