CAPÍTULO XLI

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

―¡¿Qué mierda intentas hacer con eso, Katsuki?! ―La voz de Shoen volvió a escucharse con fuerza tras sus espaldas, desesperándolo

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―¡¿Qué mierda intentas hacer con eso, Katsuki?! ―La voz de Shoen volvió a escucharse con fuerza tras sus espaldas, desesperándolo. El nieto de la Presidenta cafetera volteó a verla con molestia pero ella no hizo más que fruncir aún más su entrecejo señalándolo con su bastón de madera―. ¿De verdad vas a ofrecerles Prime Coffee a esos hippies ineptos de la Casa literaria?

―Son compradores habituales de nuestros productos ―Respondió de mala gana pero su abuela se encaminó hacia una de las muestras de café, era una de las bolsas más populares y de bajo costo, con una calidad menor a las que solían producir.

―Serán compradores habituales pero no son a quienes debes dar prioridad. ―Shoen lanzó la pequeña bolsa a su nieto que lo tomó deprisa―. Guárdate esto en la cabeza, Katsuki: Apuesta por los peces gordos, por los que son una fuente verdadera de venta asegurada; si pierdes a los de la Casa Literaria, podrás recuperar con los de la Embajada, los Hoteles que respaldamos y las cafeterías de verdadero renombre. No confundas cantidad con calidad, niño.

Katsuki rodó los ojos para regresar su atención a la lista de compradores a quienes él destinaba los tipos de café que serían distribuidos para sus respectivas tiendas. Shoen era muy selectiva sobre a quién ofrecía el mejor café de su colección, no dejaba que "cafeterías improvisadas" como solía llamarlos su abuela, le quitaran buena producción a sus verdadero clientes.

Era despiadada, no perdonaba una falta y menos de su parte. Solía regañarlo como a un niño cuando comenzó a trabajar para ella, podía recordar sus días al lado de su abuela y el modo en el que ella supervisaba todo lo que hacía y cómo lo hacía. Fue una tortura de no acabar, peleaba con ella más que nunca pero incluso en esas situaciones, él fue aprendiendo a tener un ojo aún más crítico que antes.

Bakugo Katsuki era perfeccionista, no se detenía hasta hacer bien las cosas, hasta que sus ojos apreciaran con satisfacción los resultados recibidos. Conviviendo con Shoen, supo que aquella característica suya lo heredó de su abuela, esa auto-exigencia era sin duda una marca indeleble de que compartía sangre con Bakugo Shoen.

Refunfuñaba como un niño, se gritaban e insultaban con su abuela pero nunca cometía los mismos errores dos veces. Aprendía y se perfeccionaba en la venta de café, en reconocer potenciales clientes, en diferenciar a los peces gordos y en distribuir la mejor producción sólo para éstos.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora