CAPÍTULO XXIII

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Disclaimer: BNHA y sus personajes, no me pertenecen.

Summary: Bakugo Katsuki iba en contra de los intereses de su familia y nunca estuvo verdaderamente interesado en heredar la empresa de su abuela, él hacia su vida a su modo. Pero cuando su cuenta es congelada y su departamento alquilado, necesitará la ayuda de la nueva inquilina para jugar fuego contra fuego contra su familia... Claro, si sobrevivía al infierno que implicaba convivir con él.

Aclaratoria: Ésta es una obra propia y todos los derechos son reservados.

Advertencia: Lemon explícito.

La taza de café frente a ella seguía levantando una ligera capa de vapor junto a un delicioso aroma a canela, de esos que la hacían cerrar los ojos y dedicarse un momento para contemplarlo así; eran esos pequeños placeres que la hacían sonreír

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La taza de café frente a ella seguía levantando una ligera capa de vapor junto a un delicioso aroma a canela, de esos que la hacían cerrar los ojos y dedicarse un momento para contemplarlo así; eran esos pequeños placeres que la hacían sonreír. Llevó sus dedos hacia el aza de la misma y la levantó con cuidado hasta sus labios, saboreando su dulce sabor. El sabor del café ingresando a su sistema era otro de esos placeres que la llenaban de a poco, con sabor a canela o chocolate, endulzándole el paladar. Abrió los ojos entonces, para dirigir su atención al hombre de ojos con heterocromía frente a ella.

Todoroki Shoto, se encontraba frente a ella, llevaba su acostumbrado traje oscuro, resaltaba aún más la tonalidad dispar en sus cabellos, llamando la atención en más de una persona a su alrededor, quizá ya estaba acostumbrado, pensó Ochako. Lo vio dar un soplo continuo a su taza de té verde, elevando el vapor de éste para beber un sorbo de manera silenciosa.

Había cancelado su cita con el abogado hace varias semanas, cuando decidió que ya no necesitaba dejar el departamento. Cuando decidió que deseaba a Bakugo Katsuki en su vida de manera oficial. Lo extraño fue recibir un mensaje por parte de Todoroki el día anterior, apelando por encontrarse; alegaba tener que hablar con ella de algo importante y ella no podía negarse al encuentro.

―Así que... ¿Querías hablar conmigo? ―Preguntó entonces Ochako rompiendo el silencio entre ambos. Shoto dejó su taza sobre el pequeño plato de porcelana al tiempo en el que asintió a sus palabras.

―El día que me contactaste para pedir un traslado de departamento, deseaba hablarte de otro asunto, aunque debo decir que me sorprendió que me cancelaras aquella vez ―Respondió el abogado―. Supongo que las cosas con Bakugo mejoraron.

Ochako asintió sin borrar la sonrisa de sus labios. Pensar en el tiempo transcurrido desde aquel día, la hacía sonreír como una colegiala enamorada y en parte, era el modo en el que se sentía. Despertarse al lado de Katsuki, sentirlo a su lado, compartir con él y no sólo durante el horario laboral o poner de excusas ver maratones de superhéroes para poder recostarse junto al otro en el sofá.

Sin duda, había tomado la mejor decisión.

―Ya no planeo mudarme ―Explicó ella―. Katsuki y yo estamos tomando las cosas con más seriedad.

Cómo pactar con el diablo (y no morir en el intento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora