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Aria aceptó sostenerse del brazo que Seokjin le ofreció educadamente, un poco avergonzada pues Yoongi, Jungkook y las mujeres que la habían ayudado a lucir aquel precioso vestido, observaban con cautela y fascinación todo

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Aria aceptó sostenerse del brazo que Seokjin le ofreció educadamente, un poco avergonzada pues Yoongi, Jungkook y las mujeres que la habían ayudado a lucir aquel precioso vestido, observaban con cautela y fascinación todo.

—Gracias— fue todo lo que pudo decir, Seokjin asintió, despreocupado.

Sus ojos aún mantenían la tonalidad escarlata, sin embargo el malestar parecía haber desaparecido casi que por completo, no había señal de un ceño fruncido o incomodidad en la expresión del rey.

Ambos caminaron con lentitud por los pasillos, seguidos de sus guardianes quiénes al parecer, se llevaban bastante bien pues en cada oportunidad que tenían, se les veía juntos, conversando y esas cosas.

—¿Se siente mejor?— Aria quería llevar su relación con Seokjin por la paz, no quería que el hecho de ser un matrimonio por conveniencia los perturbara por siempre— Ya no luce tan agotado.

—Estoy bien, quiero suponer que no es algo de lo que preocuparse— asintió— por el contrario, usted no se ve muy bien.

Efectivamente, el rey no poseía de tacto al hablar, Aria soltó una risa falsa, ignorando el hecho de que ese comentario la ofendió un poco.

—¿Se refiere a?

—El tono natural de su piel es más... canela, la noto un poco pálida— carraspea, dándose a entender mejor— desde que llegó no ha hecho más que darse palmadas en el pecho.

Aria quiso sincerarse con él, así que respondió sin problema.

—No sabría decirle exactamente a qué se deba, sólo puedo afirmar que siento un malestar extraño en mi corazón— Seokjin luce extrañado, la mira unos momentos— supongo que es el nervio, las expectativas o algo parecido.

—Es su primera luna roja ¿correcto?—Aria asiente— debe ser eso.

—¿No es la suya?

Seokjin niega, llegan hasta las puertas principales y los guardias esperan la orden para abrirlas.

—Nací en una noche de Luna roja, cinco décadas atrás— Seokjin no sabe de dónde ha salido aquél lado hablador suyo, pero en vista de que Aria se muestra intrigada, continúa— he visto a mi padre recibir cuatro lunas, así que efectivamente sé cómo luce, es comprensible que esté nerviosa, tengo entendido que en primavera está prohibido que los herederos presencien la luna hasta que sea su turno de tomar el trono.

Aria abre sus ojos, impresionada.

—Si, así es.

—Bueno, entonces esa es la respuesta a la angustia que hace doler su corazón— él vuelve su vista al frente, impasible— disfrute de su primera luna roja.

Las puertas se abrieron y Aria sonrió un tanto intrigada, la gente comenzó a gritar eufórica al verlos y los reyes de las estaciones restantes no hicieron más que aplaudir al final del sendero luminoso que mostraba el camino hasta el altar.

Pero, hubo un pensamiento que llegó de la nada, si el rey Seokjin había nacido una noche de Luna roja, eso quería decir que... era su cumpleaños.

—Puede alzar la vista— le escuchó susurrar, solo para que ella escuchara— ahí está la luna.

Se mordió el labio inferior, asintiendo y con lentitud levantó la mirada.

Woah.

Era... aterradora, gigantesca y de un rojo parcial intenso, aún podía ver una parte blanca que apenas estaba siendo consumida por el color rojo.

Se llevó la mano libre al pecho y ambos llegaron al altar, la angustia no se iba y el dolor menos ¿porqué de repente estaba tan asustada? Hoseok de pié frente a ellos les pidió ambas manos entrelazadas, accedieron con inmediatez y un pañuelo blanco envolvió el vínculo, Aria levantó la vista con disimulo nuevamente mientras el rey de verano recitaba una especie de mantra.

Había algo extraño.

La pequeña parte blanca en la luna parecía luchar para no dejarse consumir por el color rojo, ella jamás había visto un fenómeno como ese, así que no podía asegurar que fuese malo.

Pero el viento comenzó a soplar con más fuerza, nadie más lo notó.

—Bajo la luna roja y sagrada que nos bendice con su apasionada luz— sonríe Hoseok, dando final a la ceremonia corta— agradecemos el éxito de esta unión en donde no importan las fronteras.

El blanco perdió y ahora la luna roja resplandeció completamente en lo alto del cielo.

Aplausos, celebraciones de una multitud enloquecida y agradecida por la unión de su amado rey junto a la reina más hermosa de las cuatro estaciones, lograron aturdirla un poco.

—Debemos encerrar al rey Seokjin antes de la-

Una gota color rojo destruyó la armonía del blanco pañuelo que sus manos envolvía, Seokjin frunció el entrecejo y pidió a Hoseok quitarlo.

Allí, bajo la mirada de los cuatro reyes, los únicos testigos pues la multitud continuaba en su celebración, ambas manos se vieron embarradas en sangre.

Entonces, Seokjin cayó en ambas rodillas y se sostuvo el pecho, manchando su traje y aumentando la angustia anterior de Aria.

—¡Seokjin!

No ames a la luna, porque la culpa es toda suya.

No ames a la luna, porque la culpa es toda suya

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RED MOON»KSJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora