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—¡ALTEZAS!

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—¡ALTEZAS!

La mañana siguiente, ambos reyes se habían levantado más temprano de lo usual, Aria había sido vestida personalmente por Hani con el vestido que a Seokjin tanto le había gustado, incluso expresó no tener necesidad de un abrigo pues sorprendentemente no sentía frío en absoluto y prefería lucir aquel bonito vestido sin siquiera usar una capa.

Aria realmente amaba los vestidos.

Ambos observaron al guardia que pedía su atención, corriendo anímicamente hasta encontrarse a una distancia respetable de la pareja real, sonriendo internamente al notar sus manos unidas.

—Estoy interrumpiendo su caminata por el palacio, mil disculpas— reverenció, Aria sonrió ante lo agitado de su voz, probablemente los habían estado buscando por todo el lugar— se trata del pueblo, el rey de otoño informó sin querer acerca de la llegada de la reina— Namjoon, ah, realmente— y ahora tenemos a muchos habitantes en las puertas del palacio queriendo saludar a la reina.

Aria ni siquiera esperó a que le preguntaran.

—¡Vamos entonces!— exclamó, jalando de la mano a su esposo quién frunció el entrecejo al notar un poco más de fuerza en aquella acción— es el momento perfecto para presentarme ante ellos, no he tenido la oportunidad de hacerlo adecuadamente.

—Claro, claro— siendo arrastrado se giró al guardia que los seguía apresurado— ¿Los reyes están despiertos?

—Sólo el rey de verano, alteza— carraspeó— el rey de otoño expresó estrictas órdenes de no despertarle a menos que fuese una circunstancia de suma urgencia dónde se le fuese solicitado.

Aria inmediatamente se detuvo un segundo, sin perder la sonrisa.

—¿Sería muy grosero de mi parte pedirle que vaya en busca del rey Hoseok? Necesito hablar con él un momento.

La reina era encantadora, se le consideraba la flor más hermosa y amada de primavera, ahora todos en invierno comprendían porque, su amabilidad y dulzura parecían no conocer límites.

—No se preocupe, puedo buscarle por usted.

Seokjin no supo lo que era ver a un habitante de invierno ruborizado hasta ese preciso momento. Aria agradeció y continuó su camino de la mano del rey, estaban algo retirados de las puertas principales.

—Debemos apurarnos, tienes a cuatro personas por conocer— recordó Seokjin, debía colocar a su esposa al tanto de la situación— las chicas que encontramos en las fronteras cuándo nos reunimos en verano están aquí.

—¿Las hijas de la luna blanca?— asiente— bueno, técnicamente ya las conozco ¿has tratado con ellas? ¿qué tal?

Antes de poder responder, llegaron a las puertas principales, estas fueron abiertas de par en par y Seokjin se sorprendió un poco. No eran solo unos cuántos habitantes, era una multitud gritando el nombre de Aria a manera de saludo.

Ella salió totalmente y sonrió feliz, Seokjin se acercó a un guardia, preguntando cómo habían siquiera logrado pasar el límite de acercamiento al palacio.

—El rey de otoño, alteza.

¿Namjoon quería que Seokjin lo decapitase acaso? Casi pudo escuchar la voz de él en su cabeza, diciéndole que aquella era su venganza por no permitirle dormir bien.

Qué remedio.

Decidió vigilarle aprovechando que no le habían visto aún, Aria se había posicionado casi en la mitad de aquella multitud, jugando con varios niños que estaban igualmente presentes, conversando con las madres y padres de dichos niños, todos lucían muy a gusto con la reina interactuando sin pudor alguno con ellos.

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—Es un placer conocerla finalmente—Joe acepta la mano que la reina le ofrece e igualmente su hermano— teníamos curiosidad por conocer a la gobernante de primavera.

Bin hizo una mueca adolorida cuando su mano fue apretada con un poco más de fuerza que la usual, Seokjin lo notó y de nuevo entró en confusión. Todos, en realidad, notaron aquellos repentinos cambios en la fuerza de la reina.

Namjoon cruzó la puerta, usando su ropa de rey, capa y corona igualando a los tres reyes en la sala, ahora si, totalmente dispuesto a comenzar.

Las cuatro estaciones, los cuatro gobernantes, los cuatro hijos de ambas lunas, sus padres y guardianes de los dos reyes finalmente reunidos en la sala real del palacio de invierno. Dieciséis personas que tenían un objetivo en común; proteger la naturaleza y volver la misma a su curso original, dónde la historia continúe siendo escrita sin baches ni complicaciones.

Dónde la luna roja perecerá, cueste lo que cueste.

Dónde la luna roja perecerá, cueste lo que cueste

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RED MOON»KSJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora