RED MOON»KSJ

🍃65🍃

Oficialmente Seokjin aceptó que estaba en problemas cuándo empezó a sentir su cuerpo agotarse, cosa que no quería que pasara pero lo acreditó al hecho de que nunca había tenido que hacer uso de su energía, no hasta ahora.

Observó a su contrincante del momento mirarle con molestia.

—Te lo dije— suspiró, rasgando un poco de la falda de su vestido, Seokjin se enderezó frente a ella, sudando, las gotas saladas que se escurrían por su rostro eran su única señal, habían abandonado invierno exitosamente y parecía que Roja aún no se daba cuenta de ello—  solo estás lastimándote vergonzosamente.

Cerró los ojos un segundo, físicamente estaba lastimado a más no poder mientras que ella parecía tener la fuerza suficiente para continuar de pie.

—Creo que piensas que no sé que tu cuerpo no soporta todo el poder que tienes— ríe— eres asquerosamente fuerte, mucho más que cualquier otro, es una pena que el dueño, tu cuerpo, no pueda siquiera digerir una cuarta parte de ese poder.

Otra cosa que agregar a la lista de sus problemas actuales.

Corrió directamente hacia ella, su mano izquierda logró propinar un golpe en uno de sus costados mientras que con la mano derecha, la cuál podía cubrir su rostro entero se cerró en el mismo, enterrando sus uñas en las mejillas de Roja, haciéndola gritar por el dolor y antes de que pudiese hacerle algo, la lanzó lo más lejos posible.

Corrió de nuevo, tenía que avanzar por todo Verano y la estación no era precisamente de territorios pequeños, se llevó una mano al pecho, sintió las punzadas dolorosas atormentarlo, pero se obligó a ignorarlas cuando Roja no tardó en reponerse del impacto y de nuevo condensó la energía en ambas manos, para que así, al irse contra Seokjin el golpe fuese más fuerte y doloroso.

Vaya que lo fue.

Existía una razón por la que a Seokjin se le sobreprotegió en cuanto a su salud toda la vida.

Si, el era poderoso, fuerte y habilidoso, podría ser invencible si fuese inmortal como Hoseok, o en este caso, si su cuerpo no fuese una total masa de debilidad, es por eso que incluso una simple gripa podía ponerlo en un estado de salud gravísimo.

Ahora mismo su cuerpo no le estaba jugando a favor y comenzaba a temer porque en cualquier momento no soportara más aquella sobrecarga de energía y esfuerzo al que Seokjin se estaba sometiendo, no era un buen momento ni un buen lugar para colapsar.

Estoy lleno a rebosar de poder, puedo destruir y someter ante mí a cualquiera, pero soy un contenedor débil que, cuando llegue a su límite, en cualquier momento se quebrará.

Recordó que le dijo eso a Jungkook una vez, cuando eran adolescentes entrenando. Otro de los tantos secretos del rey.

Su espalda raspó contra el suelo y la vio sobre él, detuvo el puño destinado a darle en rostro con una mano, se puso de pie alejándola de un salto y de nuevo las punzadas se hicieron presentes, está vez en su cabeza, distrayendolo y atontandolo por un momento.

—Las distracciones son malas en combates, Seokjin.

Tosió sangre y gritó después.

Ella moldeó la energía en sus manos, transformándola en algo parecido a dagas, las cuáles se enterraron en su abdomen bajo y lo devolvieron al suelo.

La mirada escarlata de Seokjin regresó, avisando su molestia, tuvo que calmarse lo suficiente para al menos desactivarla.

No puedes, no aún.

Su energía de repuesto no podía ser drenada, al menos no todavía, así que por mucho que sus instintos quisieran desatarse y usarla, eso no podía ser ahora.

Seokjin es una bomba de tiempo.

¿El rey de invierno? Una máquina de matar.

Está demente, podría terminar matando a todo el mundo y morir también en el proceso.

Él siempre se contiene, pero no podrá hacerlo toda la vida, en algún momento explotará y esa... bueno, el será su propia muerte.

Sacudió la cabeza, no necesitaba esos pensamientos, no ahora cuando tenía que obligarse a dejar de sangrar y continuar dando la pelea, él podía con todo y su voluntad además de absoluta era poderosa, ni siquiera su nefasto organismo podría detenerlo.

Funcionaría, fuese como fuese, él la llevaría hasta la quinta frontera y no le importaba tener que dejarse joder si con eso podía matarla.

Eres el rey, Seokjin.

Y estas son tus tierras, tus propósitos, aquí están quiénes amas y te aman.

Prometo que te lo agradeceré como se debe.

Aquella fue una voz totalmente desconocida para él, pero lo impulsó a levantarse y olvidar lo que el dolor era.

Ella es fuerte pero ingenua, no te dejes engañar, es más fácil de lo que crees.

Probablemente si era fácil, pero para su cuerpo era una condena, por lo que volvió a correr y con su fuerza la estampó contra el suelo, de nuevo logrando que este temblara y Roja perdiese el control de sus sentidos por un instante, caso efímero.

No sólo tú voluntad es absoluta, todo tú lo es.

Sanaré todos tus males, la naturaleza está de tu lado.

Soporta un poco más.

Sentía los ojos pesados.