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Eso fue más efectivo de lo que intuí que sería

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Eso fue más efectivo de lo que intuí que sería.

Se formó un silencio sepulcral, dónde Roja mantuvo sus ojos muy abiertos y ambas manos cayeron a sus costados, respiró pesadamente y observó a Seokjin aún de pié en su usual pose tranquila.

La esfera de energía se había esfumado antes de siquiera alcanzar a tocarle un cabello al rey de invierno, cuando intentó recrearla, no pudo hacerlo.

Había drenado su energía.

Seokjin había logrado lo propuesto desde un principio, debilitaría al punto en el que gastó su energía tontamente y sin medir sus excesos.

El sabía que no podía matarla, al menos no ahí, y su cuerpo no lo soportaría, pero ahora si podía ponerle un fin a ella, tal vez a ambos, pero lo importante era que se hiciera la paz.

No tienes porqué tener ese tipo de pensamientos en dónde eres uno de los que perece.

—Me gusta conversar, pero ahora mismo no tengo tiempo.

Le dio pase libre a su energía de reserva y fue como ver una transformación total en Seokjin.

Sus ojos ahora inyectados en sangre anunciaron la razón por la que él necesitaba un guardián que lo mantuviese a raya, pequeñas líneas rojas se dibujaron en el área de las ojeras e hicieron su camino por sus mejillas, bajando y expandiéndose por todo su cuello, hombros, brazos y torso, parecían las ramas de un árbol sin hojas.

Todo el mundo tembló, el aire enfrió y parecía ser que rodeando su anatomía, un extraño humo color rojo era expulsado de sus poros, ambos puños forrándose en cristal, uno parecido al rubí del anillo que una vez dio a la reina.

Ella solo pudo pensar en que estaba viendo a un monstruo, desagradable, imposible de mirar sin sentir asco.

—Seok-

La rapidez con la que llegó a ella, tomándola del cuello para continuar corriendo mientras la mantenía en total quietud, la hizo sentir débil por primera vez desde que existe, se sostuvo de la muñeca que le apretaba, miró a los ojos del rey, su antes adorado gobernante.

No encontró sentimiento alguno en ellos.

Pensó en que aún podía hacer algo, soltarse de su agarre y recolectar la energía necesaria para continuar combatiendo, pero no sabía cómo librarse, ya no tenía fuerzas.

Ambos cuerpos sintieron el cambio de temperatura usual cuando pasas de una estación a otra, entonces lo supo.

Habían cruzado a la quinta frontera.

Lugar dónde ella era más vulnerable que en cualquier otro lado, era mortal, una simple y corriente humana.

Sin poder alguno.

Sin esperanza de sobrevivir.

Cerró los ojos cuando fue arrojada varios metros lejos de Seokjin, su espalda impactó contra una de las piedras gigantes que parecían hacer adorno en el lugar, vio el suelo por dónde fue arrastrada convertirse en tierra levantada, se había llevado algunos árboles con ella.

De nuevo le faltó el aire.

Tosió sangre, ahora su cuerpo era el único magullado, se apoyó en sus manos, intentando levantarse y sus ojos no dieron con los del rey.

Tiempo atrás hubo un hombre difícil de seducir, uno al que tuvo que eliminar.

Tiempo atrás, Blanca amó a un hombre de encantos enormes.

Tiempo atrás habían cometido el error de involucrarse con aquellos hermanos.

Un error que ahora le estaba pasando carta de recuerdo y con su vida pagaría por ello.

Bin.

Joe.

Sus ojos no sólo lo vieron a él, parecía que todos los demás estaban esperando por ellos dos allí, vio los ojos brillantes y húmedos de la reina de primavera observar al monstruo que ahora era su esposo, le molestó aún más no ver odio o repudio hacia él.

Había amor ¿cómo podía ella amar a aquella bestia asesina?

Cojeó hasta dónde Seokjin la esperaba cruzado de brazos, ningún otro se atrevió a interponerse, al contrario, obedecieron a la petición de mantenerse alejados.

Roja tenía un dilema.

Sus ojos abandonaron los de Seokjin y decidió usar sus últimas fuerzas para terminar el trabajo que dejó iniciado tiempo atrás.

Corrió pasando por un lado a Seokjin, la poca energía que le quedaba logro materializarla de nuevo en aquellas dagas con las que hirió al rey horas atrás y nadie tuvo tiempo de gritar o procesar la situación cuando ambas armas filosas encontraron a ambos hombres.

Los dos amantes de las lunas, aquellos que habían sido el primer bache en sus planes y que no entendía como podían continuar con vida.

Joe y Bin.

Ambos cayeron inertes en el suelo antes de escuchar varios gritos y sentir su cabello ser tomado en un puño, su rostro impactando contra el suelo.

Amor y deseo, ambos errores finalmente eliminados.

Amor y deseo, ambos errores finalmente eliminados

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RED MOON»KSJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora