Invierno y primavera entrelazaron sus manos y otoño así nació; le amó presenciando la caída de hojas secas aún cuando el azotador viento hacía sus dientes castañetear, entonces, invierno deseó que la calidez de primavera fuese prolongada y con un in...
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—¿Cómo estás posible que me haya dejado engañar de esta manera?— se cuestionó la luna roja— tuvo que haber sido cortesía de invierno.
Totalmente sola en aquel cuarto, observó a Seokjin caminar de la mano de Aria, seguido de verano y los dos reyes restantes.
—¿Son tan tontos como para entrar en mis territorios?
Aquellas tierras que se suponía no tenían dueño, no eran más que un lugar dónde las almas agonizantes de miles de personas penaban a la espera de alguien que pudiese ayudarlos a encontrar una salida para que pudiesen descansar en paz.
Él único ser humano que podría lograr tal cosa, era el rey de invierno actual, Seokjin, aquel poderoso hombre que a sus ojos era exquisito en todo sentido, desgraciadamente era su objetivo principal, debía morir tan pronto como fuese posible.
Sin embargo, la luna, enamorada de Seokjin, no era capaz de ir directamente por su cabeza.
Lo amaba, adoraba aquella presencia dominante y aterradora que tenía, su caminar firme, su determinación y su fuerza, difícil era apartar sus ojos de él.
Pero, más grande era su amor por poseer y destruir todo aquello considerado hermoso, soñaba con lograr que aquel cielo azul se tornase rojo con su presencia, que los prados perdieran aquellos horribles y vivos colores, el pensamiento de ella estando totalmente sola en el mundo la emocionaba.
Nadie que pudiese cuestionar sus decisiones, no existiría una ley o restricción para ella y lo que más placer le causaba era imaginar la cantidad de sangre que correría en sus propias manos y a su causa.
—Prometo mantener tu cuerpo en condiciones y a mi lado— susurró a la nada, con la imagen de Seokjin en su cabeza, cerró los ojos— cuándo ella dé su último respiro o incluso antes de este, tu cuerpo tampoco podrá mantenerse en pié— sonrió—y tu alma no soportará perderla, así que se irá con ella.
Tal vez si alguien la escuchara, diría que sus motivos carecen de razones ¿pero que podía hacer? ella era un ser lleno de resentimientos, se acumularon con el pasar del tiempo y ahora... está harta de nunca obtener lo que quiere.
—Me pregunto si será prudente advertirles que Seokjin no podría siquiera ponerme un dedo encima— suspira— al menos no él solo.
Hace años me deshice de quiénes necesitaba, ya es muy tarde, amor mío.
¿Realmente es muy tarde para detener tus caprichos?
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Aquí solo necesitábamos conocer un poco acerca de la luna roja, sus sentimientos y el hecho de que ya sabe que están intentando detenerla.
