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—¿Con quién hablabas?

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—¿Con quién hablabas?

—Eso no es importante.

Seokjin se aseguró de que no habría ningún problema con la barrera de escarcha en la que se había encerrado con ella.

Ninguno de los dos saldría de allí, la única forma era cuándo el mismo la quebrantara o en el peor y más obvio de los casos, cuándo él no pudiese mantenerse en pie.

Seokjin se conocía, por supuesto que lo hacía ¿quién más si no el mismo? sabía lo fuerte que era, estaba consciente de que no cualquier cosa podría derrumbarlo tan fácilmente, además había entrenado toda su vida para situaciones como aquella, él no era solo el rey de fuerza sobrehumana y ojos de color.

Él era el rey de reyes y el único capaz de manejar el asunto.

—Estás agotando mi paciencia ¿sabes?— le dijo, observando tras ella aquel remolino de energía— pero está bien, hay muchas cosas a mí favor justo ahora— se deshizo de su camisa azul, tenía un bordado muy lindo de girasoles pequeños, quedó con una básica blanca que dejaba a la vista sus brazos y hombros desnudos, sonrió— ¿sabes cómo me conocen en todos lados?— estiró su brazo derecho, Roja observó atónita como la nieve bajo sus pies ascendía, flotando en el aire y cubría la extremidad formando una pequeña capa que luego se derritió— soy bastante amable, comprensivo hasta cierto punto y supongo que de eso te has dado cuenta horas atrás cuándo te concedí el honor, la oportunidad de explicarte.

Roja rió.

—¿El honor, dices?

La piel del brazo de Seokjin absorbió el agua que antes era nieve, las venas del mismo haciéndose más notorias y tornándose del color de su vestido, incluso parecía como si pudieses ver la sangre circular a través de estas, luego, unas finas líneas azuladas se dibujaron ahora en su brazo izquierdo, líneas que no seguían un patrón claro en si, pero que resultaban inquietantes para quiénes no sabían algo acerca de ellas.

Entonces, Seokjin aplaudió.

Roja contuvo el aire al mirar tras ella, aquel remolino de energía perdió su brillo poco a poco, vió como fue cubierto por hielo y aunque intentó hacer algo fue imposible, pues segundos más tarde se hizo pedazos, cientos y cientos de cubos de hielo cayeron sobre ella.

Seokjin había logrado congelar aquella energía materializada, y no había sido poca, qué desperdicio.

—Te explicaré— levanta el brazo derecho, dónde las venas se notan con aquel llamativo rojo que las marca— estamos en mi estación, por lo que conectarme con ella no es difícil, así que todo lo que está aquí en este momento, mi brazo derecho lo manipulara sin problemas— Roja hizo puño sus manos, aunque le sorprendía no podía ser un problema— y mi brazo izquierdo no necesita una introducción, puede hacer lo que acabas de presenciar y otras cosas más que no son tan impresionantes, así que te aconsejo preocuparte por mí brazo derecho.

—¿Si sabes que soy inmortal y que puedo esfumarme fuera de aquí si quiero? no podrías tocarme un solo cabello— rió, pero Seokjin también lo hizo.

—Inténtalo.

Aquella barrera de escarcha tenía sus pros y contras, su padre le había enseñado a manejar esa técnica por si en algún momento el llegase a encontrarse con un ser que no fuese exactamente humano y este resultase ser una complicación para él.

La barrera la mantendría en su forma humana, es decir que Seokjin podría tocarla e infringirle daño, no hasta el punto de matarla porque aquello solo sería posible en la quinta frontera, pero al menos podría defenderse y atacar sin sentir que lo hacía en vano.

Otro punto bueno era que, la barrera se movía con él.

Sin embargo, consumía una cantidad considerable de su energía normal, era abrumador y aunque su cuerpo era increíblemente resistente, no sabía si podría soportarlo, por lo que tenía que mantenerse casi intacto y no recurrir a su energía de repuesto, aquella debía guardarla para el golpe final.

Preocupante era que, sentía como la barrera estaba consumiendo grandes cantidades, estaba desperdiciando energía con solo mantenerse allí.

Eso no era bueno, en absoluto, menos teniendo en cuenta que en su plan de último minuto él pretendía dejarse lastimar al menos un poco, si, un poco.

—¿Qué pretendes?

—No me has dado muchas opciones— suspira, rogando dentro de sí que al menos su estrategia funcione hasta la quinta frontera, luego ya no importaba que sucedería con él siempre y cuándo alguien pudiese hacer el resto— tengo que matarte.

—Seokjin, basta— se acerca, con confianza e incluso le mira con adoración— no te hagas esto, yo no puedo morir, tú si y lo único que harás será hacerte daño.

—No es el mejor momento para intentar engatusarme.

Su mano derecha la tomó del cuello, levantándola en el aire e incluso logró asustarla, Seokjin vió miedo en esos ojos malignos y lo disfrutó.

Ese lado horrible y aterrador del Rey de invierno quería hacer aparición.

—No vas a destruir una hectárea más— musitó, sus ojos inyectándose en sangre debido a la rabia— alguien tiene que adiestrarte, tendré que ser yo.

—No vas a destruir una hectárea más— musitó, sus ojos inyectándose en sangre debido a la rabia— alguien tiene que adiestrarte, tendré que ser yo

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RED MOON»KSJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora