30. En contra del tiempo

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Levi

De un momento a otro Sher colapsó frente a mí antes de que pudiera detenerlo. Mi amigo se estrelló contra la sucia alfombra y se quedó allí, completamente inmóvil.

-¿Lawliet?- lo llamo arrodillándome a su lado. Estaba respirando, sin embargo eran respiraciones inestables, alteradas, sus ojos cerrados se movían frenéticamente bajo sus párpados. Lo sacudo con fuerza y él se mueve inerte bajo mi tacto.

Mis gritos parecieron atraer a las personas fuera de sus habitaciones, la única voz familiar que oí fue la de Mara, quien le indicó a alguien que buscara a los Genetics del escuadrón original de Sher.

La muchacha corrió hasta estar a mi lado y puso ambas manos sobre la cabeza de Sher para luego cerrar los ojos.

-Sher, ¿Me oyes?- pregunta la muchacha, su ceño fruncido por la concentración. Observo a mi chico, lucía completamente normal, como si hubiera caído dormido, sin embargo no había forma de traerlo de vuelta.

Mara intentó contactarlo durante unos minutos, sin embargo, ambos nos sobresaltamos cuando Sher comenzó a gritar.

Fue el sonido más espantoso que escuché en mi vida, enviando punzadas de dolor a través de todo mi cuerpo. Me arrodillo a su lado, había comenzado a retorcerse, su rostro sumido en una mueca de profundo dolor.

-¿Qué le pasa?- pregunto, mi voz temblorosa y filosa en mi garganta, me sentía apunto de vomitar.

Fue como si el grito de Sher hubiera funcionado como una alarma ya que Elizabeth y Zara aparecieron en un instante, ambas tenían el cabello mojado y la piel enrojecida, como si hubieran salido de la ducha hace poco y se hubieran vestido con lo primero que encontraron.

-¡Todos, fuera!- gritó Elizabeth y supe que se refería a la gente que se había arremolinado a nuestro alrededor. Zara observó a Sher, una mezcla de ira y miedo dibujándose en su rostro.

-Elizabeth no sé qué pasa, cayó al suelo de la nada- le explico, mi voz sumida en la desesperación. Lawliet no paraba de gritar, su dolor tan palpable que me ponía la piel de gallina.

Elizabeth apartó a Mara y se colocó junto a Sher, su expresión increíblemente controlada. Siempre había creído que Elizabeth era más emocional, sin embargo parecía ser consciente de que entrar en pánico no salvaría la vida de Sher.

La Bruja Roja no intentó apartarme cuando me arrodillé al otro lado de Sher, sin embargo me dió una mirada de advertencia.

-No tomes su mano- me advierte, su voz más seria de lo que jamás la había oído- con la fuerza de sus movimientos podría quebrarte la muñeca.

Observo al chico, impotente y entrego todas mis esperanzas a Elizabeth Lester. La muchacha realiza el mismo gesto que Mara había hecho momentos antes, sin embargo es casi instantánea la diferencia.

Sher dejó de gritar, auqnue era evidente que todavía seguía sumido en un profundo dolor. La pausa en sus gritos parecía más bien expectante, como si Elizabeth hubiera logrado llegar hasta él.

Cuando Elizabeth habló, no salió su voz sino la de Sher.

-Estoy en el Éter- dijo, su voz ahogada, lejana, rasposa- estoy muriendo.

Jadeo y me alejo de Sher y Elizabeth como si fueran veneno, mi espalda golpeándose contra la pared de atrás. Zara y Bruno aparecieron a mi lado, dos fuerzas reconfortantes junto a mí. La Bruja Blanca posó su mano en mi cabeza en un gesto maternal que me tomó por sorpresa, pero que extrañamente ayudaba.

-Sher- le habla, porque al parecer Elizabeth solo funcionaba como conexión y no podía comunicarse con Sher en ese estado- Dinos qué tenemos que hacer para sacarte de allí.

-No...puedo...pensar- llora Sher. Los labios de Elizabeth temblaron ante sus palabras, su torso recibiendo un espasmo, como si ella misma pudiera sentir una porción del dolor de Lawliet.

-Hay que sacarlo del Elemento- dice Bruno, pensando- ¿No pueden teletransportarse dentro del mismo?- le pregunta a Zara. La muchacha niega.

-Podemos teletransportarnos dentro de una misma dimensión- explica y de pronto suelta un grito ahogado. La chica se abalanza sobre mí tomando mi rostro entre sus manos- Levi, puedes crear portales.

Una llama de esperanza se encendió en mi pecho amenazando con destruirme por dentro.

-No sé si puedo- digo con desesperación- no lo he intentado desde que creé esta dimensión.

-Levi, si creas un portal que te permita meterte en el Éter podremos sacar a Sher de allí, es la única manera, Elizabeh y yo no podemos alcanzarlo.

Esto podría matarme. Pienso, sin embargo, si no lo intentaba Sher moriría y ¿Qué sería de mí entonces? ¿Cómo podría vivir sabiendo que podría haberlo salvado y no lo intenté por miedo a salir herido? Respiro profundamente y me concentro en las manos de Zara sobre mí, en la mano de Bruno sobre mi hombro, la conexión de Elizabeth con la persona que más me importaba en este mundo, manteniendolo con nosotros, el apoyo constante del resto de la compañía.

Había estado solo toda mi vida, pero luego conocí a Sher y ahora tenía una familia. Saldríamos adelante juntos y si algo salía mal, sé que ellos harían lo que sea para traerme de vuelta.

-Lo haré, creare un portal al Éter- decido tragándome todos mis miedos- pero no me dejen solo.

Cuando abro los ojos, la mirada de Zara sobre mí es feroz y protectora, llenándome de energía.

-Nunca.

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