Levi
-Némesis y Pablo han abandonado al Desertor en Japón- me dice Zara recargándose contra la pared del pasillo.
Durante los últimos dos días aquel se había convertido en nuestro hogar. Pasábamos horas allí sentados, conversando, esperando a que Elizabeth y Sher tuvieran las fuerzas para salir de la habitación.
Teníamos toda la información que necesitábamos para planear un ataque a la Base de Sebastian, sin embargo ellos eran nuestros líderes y no podíamos hacerlo sin ellos.
-Bien. Aunque creo que Bruno y Daniel hubieran sido capaces de hacerlo, no creo que lo correcto hubiera sido matarlo.
-Yo tampoco- coincide Zara llevándose una mano distraídamente a la cabeza- aunque todavía me duele todo el cuerpo.
-¿Cómo lo llevas?- le pregunto recargándome contra la pared, a su lado. Ambos mirábamos fijamente la habitación que compartía con Sher, secretamente deseábamos que todo esto se terminara y volviera a la normalidad.
-Duele- admite- pero no más que esto.
Zara señala la puerta con su cabeza, su expresión abatida probablemente reflejaba la mía.
-Elizabeth es fuerte- le digo- estará bien.
-Lo sé. Es Sher quien me preocupa- admite- esto podría traer grandes secuelas para el, ¿Lo entiendes verdad?
Niego, apartándome de la pared. No necesitaba escuchar eso.
-Levi, debes entender que Sher se encuentra en su estado más delicado. Urian ha jugado con su cuerpo y con su mente, no sabemos qué consecuencias representará.
-¡Ya lo sé!- le grito y Zara se separa de la pared de una patada, su ceño fruncido- ¿Crees que no lo sé?
-Entonces deja de actuar como un niño y comienza a aceptarlo porque mientras más tardes en hacerlo más te costará volver a ponerlo de pie. Lo necesitamos, Levi.
-¿Qué quieres que haga?- le pregunto, indignado. Sabía que estábamos hablando muy fuerte pero no me importaba- No puedo obligarlo a hablarme, no puedo tomar el lugar de Elizabeth.
-Lo harás- decreta Zara dirigiéndose hacia la puerta.
-No puedes abrirla, cerraron de adentro- le recuerdo. Zara me mira como si fuera estúpido y, con un movimiento de su mano, la puerta se abrió por sí sola.
Me adentré en la habitación primero para no tener que mirarla a la cara. Elizabeth se encontraba sentada contra el respaldar de la cama y Sher se encontraba recostado paralelo a ella, su cabeza sobre los muslos de la chica. Los dedos de la Bruja Roja recorrían el cabello de Sher, que respiraba lentamente. Estaba dormido.
-Liza- la llama Zara. Elizabeth tarda un momento en devolverle su atención, sin embargo finalmente lo haces- No puedes quedarte con él todo el tiempo, no se hacen ningún bien.
-Me necesita- murmura Elizabeth, su cabello rubio estaba sujeto en una coleta desordenada, sus ojos celestes enrojecidos y cansados- No puedo dejarlo.
-Levi estará con él. Es más que suficiente.
Elizabeth me mira, no había más que dolor en su rostro.
-Ha sido espantoso, Levi- dice, su voz temblorosa- apenas he podido soportarlo y ni siquiera estaba realmente allí. Solo estaba recibiendo una pequeña porción del dolor de Sher para ayudarlo a resistir. Debe haber atravesado un infierno.
En sueños, Sher lloró. Fue como si mi cuerpo se moviera por si solo, en un instante me encontraba a un lado de la cama, un dolor profundo en mi pecho.
Zara también se acercó y besó a Elizabeth en la cabeza.
-Todo estará bien- le dice, su cabello castaño y corto no me dejaba ver su rostro, sin embargo había firmeza en su voz.
Ambas levantaron a Sher con un cuidado que solo una madre podría poseer y tomé el lugar de Elizabeth. Zara dejó a Sher sobre mis piernas y ordenó sus despeinados cabellos blancos antes de dirigirse hacia mí.
-Estaremos aquí para ti si necesitas algo, lo sabes, ¿Verdad?- me dice. Asiento, agradecido. Sabía que era cierto.
Zara se incorpora y examina a su novia con atención. Elizabeth deja que la Bruja Blanca acune su rostro y la bese un instante antes de abrazarla. Desde donde estaba no podía ver el rostro de Zara, pero sí el de Elizabeth: era como si todas las preocupaciones estos últimos días se aliviaran un poco.
-Déjame que te atienda, ¿Lo harás?- le pregunta Zara. Elizabeth asiente, demasiado cansada para hablar. Zara me regala una última mirada de apoyo antes de desaparecer de la habitación.
Era como si Zara no hubiera estado a punto de morir hace unos días. Ahora se mostraba inamovible, un sostén implacable ante su novia desesperanzada. En mi interior, deseaba ser tan fuerte como ellas. Esperaba poder serlo por el bien de Lawliet.
Observo a Sher dormido en mis piernas, sus pestañas blancas y únicas, sus mejillas húmedas y rojas.
-Te amo tanto- susurro porque las palabras quemaban en mi interior. Si pudiera tomar todo el dolor de Sher y depositarlo en mí, lo haría, sin embargo no podía.
Ya era entrada en la noche cuando despertó. Sher se sorprendió al verme ocupando el lugar de Elizabeth, sin embargo para mí sorpresa, no preguntó por ella.
Sher se sentó en mi regazo y simplemente me abrazó, sus brazos rodeando mi cintura, su cabeza escondida en el hueco de mi hombro.
-Me gusta como hueles- me dice. Su voz rota era casi irreconocible. Con un escalofrío, comprendí que se encontraba en ese estado por tanto gritar dentro del Éter.
-Después de todo lo que ha pasado, ¿Eso es lo primero que piensas?- le pregunto, aunque algo dentro de mí se había derretido un poco.
-Extrañamente, si- coincide acariciando mi cuello con su nariz, sus manos encontrando la piel bajo mi camiseta- cuando estaba allí, por un momento creí que no volvería a verte.
Sonaba más agotado que triste o asustado, como si hubiera estado corriendo sin parar y yo fuera el primer punto de descanso después de meses de carrera.
-Estoy aquí- le digo abrazándolo con más fuerza- No me iré a ninguna parte. No dejaré que vuelva a llevarte.
-Esa es la parte que me asusta, Levi- murmura contra mi piel- Si Sebastian quisiera meterme en el Éter de vuelta, probablemente podría hacerlo. No hay nada que ustedes puedan hacer para evitarlo.
-Te buscaría y te encontraría- le digo- No quiero que sigas pensando en eso.
-Hazme olvidarlo- me ruega, podía sentir sus lágrimas contra mi clavícula, sus dedos en mi espalda se movían con desesperación- por favor.
-¿Qué quieres que haga?- le pregunto besando su cabello.
-Sabes que quiero que hagas- murmura contra mi oído, sus caderas moviéndose contra mí.
-Lawliet, tienes estrés post traumático, no podemos solucionarlo con sexo.
-Basta- me detiene y se separa para mirarme a los ojos- No quiero recordarlo. No quiero pensar en nada más.
-¿Estás seguro de que esto es lo que quieres?- le pregunto encontrando su mirada.
Como toda respuesta, Sher me besa como si mis labios fueran morfina y estos pudieran aliviar todo su dolor. Inevitablemente, me rindo contra él. No sabía si era lo correcto pero era lo que Sher quería y si esto lo hacía olvidar de todo lo que había pasado al menos por un momento, entonces valía la pena intentarlo.
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Genetics
ActionSebastian se ha aliado con Urian para destruir a los Dioses de una vez por todas y depende de los Genetics acabar con ellos. El problema es qué hay cinco personas en el mundo que conocen a Sebastian y cómo podrían derrotarlo y todas ellas se encuent...