25. 200 joules

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Bruno

-No me gusta que Levi y Sher estén aquí- comenta Otrera mientras observa la escena que se desenvolvía frente a nosotros.

Daniel trajo al inconsciente Samael y lo amarró contra una columna entre Zara y Elizabeth, que se encontraban atadas contra unas sillas. Todas las personas mágicas las rodeaban, listas para actuar en cuando las Samael despertara y con él, las dos Brujas. Nuestro grupo se encontraba al fondo del tumulto, sin embargo no estábamos fuera de peligro.

-¿Por qué? Somos adultos- le recuerda Levi. Debía tener casi la altura de Daniel, por lo que pasaba el metro ochenta. Sher se apoya contra la pared del fondo al lado de su amigo, sus ojos pensativos.

-Zara y Elizabeth son un peligro pero no es su culpa- dice, su mirada fija en las muchachas inconscientes- quedarme a salvo y esperar a que todo se solucione se siente egoísta.

-No importa como se sienta- insiste Otrera- No hay nada que podamos hacer, Bruno es el único que podría hacer algo contra ellas, Némesis también puede ser de utilidad debido a su teletransporte y flexibilidad, Pablo se llevará a los heridos e intentará desviar golpes pero el resto de nosotros molestamos más de lo que podríamos ayudar.

-Hércules es un Dios- dice Levi como si eso lo explicara todo.

-Otrera y yo somos buenos soldados- le dice Hércules- somos buenos en el combate cuerpo a cuerpo pero lo que buscamos ahora no es matarlas si no contenerlas y nuestras habilidades no sirven para ello.

-Quiero estar aquí- insiste Sher- sé perfectamente que no sirve pero no puedo dejarlas solas. No lo haré.

-Y yo no dejaré a Lawliet solo- agrega Levi. Otrera parece dispuesta a insistir, sin embargo la detengo.

-Yo los cuidaré- le digo y sé que estoy tomando una responsabilidad grande. Si los dos muchachos más jóvenes de la compañía morían por mi culpa la carga probablemente me seguiría toda mi vida, sin embargo sabía lo que era estar desesperado y querer proteger a alguien sin importar las consecuencias. Había abandonado mi vida entera para salvar a Daniel y alejarlo de las garras de mi padre, lo había perdido todo por él y lo volvería hacer.

-Espero que no te estés equivocando- murmura Otrera, sin embargo no insiste. Faltaban minutos para que Samael despertara, las Hechiceras y Brujas se habían colocado al frente, las videntes en el centro, las vudú detrás de ellas y finalmente las curanderas, listas para asistir a las heridas.

La jefa de las vudú colgó un collar hecho de hierbas en el cuello de Samael y retrocedió, una muñeca hecha de las mismas hierbas en su mano. Noté que todas las vudú tenían una igual y se encontraban murmurando en un idioma inquietante. Las demás personas mágicas no parecían perturbadas, sin embargo no pude evitar que mi piel se erizara.

-Elizabeth me contó de este ritual- murmura Sher. Otrera y Hércules ya se habían retirado, al igual que Daniel y las puertas habían sido cerradas por fuera- anula todo tipo de energías.

-¿Qué hay de la poción de la verdad que le dimos?- pregunta Levi colocándose protectoramente a la derecha de Sher para que yo cubriera su izquierda.

-La han anulado. Están buscando debilitar sus poderes y controlar su mente, probablemente quieran convencerlo de anular el control mental. Sería perfecto si no fuera porque Elizabeth intentará hacer un contraconjuro.

-¿Ella sola contra más de cien vudú?- pregunto, sorprendido. Nunca habíamos visto el verdadero alcance de los poderes de Elizabeth.

-Ella sola- repite Sher- pero eso la mantendrá algo ocupada. Su magia es poderosa pero no puede canalizarla en cientos de cosas a la vez. Eso nos ganará tiempo y Zara estará en aprietos sin su apoyo.

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