Dedicado a:
Giraldo_Fiorelyn y Cassiopea_BlackLevi
Sher y Sebastian se observaron por un momento casi interminable hasta que finalmente, el segundo sonrió. Fue una sonrisa torcida, forzada, como si su rostro hubiera olvidado como se sentía hacerlo.
El Chico Niebla abrió la boca para hablar, sin embargo sus ojos se voltearon de pronto, volviéndose completamente blancos.
Las repentinas respiraciones agitadas de Elizabeth y Zara nos asustaron y ambas cayeron al suelo de los brazos de Daniel. Quería ver cómo estaban, pero no quería dejar a Lawliet solo así que en vez de eso dejé que Bruno y Daniel se ocuparan de ellas y me mantuve al lado de mi chico.
-Te he estado esperando- dice Sebastian, sin embargo no era su voz la que hablaba. Puedo oír a Lawliet respirar sonoramente a mi lado.
-Urian- dice, su voz tensa- te pido amablemente que me devuelvas a mi hermano, no creo que lo que sea que estés haciendo sea bueno para él.
Miro a Lawliet, confundido, y luego a Sebastian. Era obvio que Sebastian había perdido el total control de su cuerpo, lo cuál era extraño, ¿Por qué no lo había poseído hasta ahora si siempre fue capaz de hacerlo?
-Morirá si no lo liberas- le dice Sher, su tono asombrosamente controlado. Cualquiera que lo oyera pensaría que soñaba despreocupado, incluso aburrido, sin embargo conocía a Sher tanto como me conocía así mismo y probablemente estaba tomando hasta la última gota de su cordura para mantener la calma- Sabes que está resistiendo. Si Sebastian muere tu envase en la tierra muere. Zeus no hará que tú Elemento reencarne en otro humano y volverás a quedar atrapado en el Éter para siempre.
-Dejar morir a tu hermano sería fácil- le dice Urian, su voz sonaba como pinchazos en los oídos- pero los humanos son débiles y sentimentales, no quieres que mate a tu hermano.
-No- acepta Lawliet sin rodeos- Así que tómame a mí.
-¡Sher, no lo hagas!- llora Elizabeth. La observo: su boca sangraba y estaba tan blanca que casi parecía un cadaver. Zara, a su lado, estaba inconsciente, sangre emanaba de sus fosas nasales y sus oídos.
-¿Qué les hiciste?- le pregunto en un arrebato de furia.
Urian me observa como si recién se percatara de mi presencia y, de la nada, una fuerza invisible me lleva hacia adelante hasta el trono y me obliga a arrodillarme frente a él.Sebastian se inclina hacia mí, el parecido con Sher era casi escalofriante, sin embargo donde los labios de Sher eran rosados y suaves, los de Sebastian estaban blancos y destruidos, donde el cabello de Sher era lacio y brillante, el de Sebastian estaba resquebrajado y sucio, donde Sher tenía los músculos de un luchador, en Sebastian quedaba la sombra de lo que una vez fue.
Recordé su visión en los pasillos: fuerte, imponente, hermoso. Parecía una persona completamente diferente. Y, cuando habló Urian de nuevo, me obligué a recordar que en parte así lo era.
-Veo que te conseguiste un humano para ti- dice sujetando mi barbilla con tanta fuerza que tuve que reprimir el impulso de quejarme del dolor- es joven y fuerte, sin embargo no te va a durar.
-Déjalo ir- dice Sher, una nota de alarma asomándose bajo su aparente calma. Urian deja de observarme para mirar a Lawliet, una sonrisa espantosa dibujándose en su rostro.
-¿No te gusta que moleste a tu novio?- pregunta y hunde sus uñas en mi cuello. Intento aparentarlo de mí, sin embargo el Éter me mantuvo inmóvil en mi sitio, como si estuviera enterrado hasta el cuello en arena invisible.
-¡Hey!- grita Bruno en la distancia- Deja al chico fuera de todo esto.
-¿Por qué haría eso?- pregunta. Mi pecho ardía, apenas podía ver por las lágrimas en mis ojos y no podía pensar en nada más que sus intenciones.
-Si no lo sueltas te dejaré morir, te dejaré pudrirte en el Éter por toda la eternidad- lo amenaza Sher, a punto de romperse.
-Entonces perderías a tu hermano y a tu hermoso novio, ¿No sería una pena?- se burla Urian- Creía que eras más listo que eso.
-Tómame, no pelearé- ruega, rompiéndose. Puedo oír cómo cae de rodillas al suelo, a mis espaldas- Por favor, déjalo ir.
-¡Sher, no!- grita Elizabeth rompiendo a llorar.
Finalmente Urian me deja ir y respirar de vuelta es tan doloroso como aliviante. Me dejo caer al suelo y toso y escupo mi dolor. Levanto la cabeza hacia Sher, apenas podía verlo de las náuseas que tenía. Lo veo pararse y correr hacia mí.
-Lawliet- murmuro, sin embargo, no sale ningún sonido. Mi garganta se sentía prendida fuego.
Él llega hasta mí y se lanza al suelo a mi lado. No digo nada cuando sujeta mi rostro entre sus manos, sus temblorosas manos. Todo en él temblaba, todo en él era puro terror, después de todo era solo un chico.
Sher me observa, su pulgar aparta las lágrimas frías de mis mejillas.
-Pase lo que pase, recuerda que te amo- me dice y se levanta. Estaba tan sorprendido que no pude contestar. Lawliet se dirige hacia el trono y enfrenta a Urian.
-Esto es entre tú y yo- le dice- tómame.
Urian ríe una última vez y Sebastian cae del trono como un muñeco de trapo. Al mismo tiempo Sher cae hacia atrás como si le hubieran disparado y creía que iba a golpearse la cabeza contra el piso cuando de pronto quedó suspendido en el aire, sus brazos y piernas caían inmóviles sobre su cuerpo inerte.
Fuera se oían gruñidos colosales, el mundo podría estar terminado y sonaría de la misma forma.
De pronto el cuerpo de Lawliet comenzó a temblar y todo el ambiente a nuestro alrededor cambió.
Intercambio una mirada con mis amigos a través de la habitación. Todos estábamos pensando lo mismo: había empezado el final.
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Genetics
AksiSebastian se ha aliado con Urian para destruir a los Dioses de una vez por todas y depende de los Genetics acabar con ellos. El problema es qué hay cinco personas en el mundo que conocen a Sebastian y cómo podrían derrotarlo y todas ellas se encuent...