Elizabeth
Mara, Joan y Bruce nos estaban esperando en el vestíbulo cuando volvimos.
-Creímos que tú y el escuadrón irían con Otrera- le dice Zara a Joan.
-Otrera nos dijo que quería hacer un desvío para ver algo. No se perdió de mucho de todas formas, no encontramos ningún desertor.
-Pero veo que ustedes tuvieron éxito- agrega Bruce mirando al hombre petrificado a mis pies.
-¿Dónde está Otrera, Joan? ¿No debería haber vuelto a estas alturas?- le pregunto, preocupada. Joan sonríe, relajado, sus anteojos grandes y redondos lo hacían ver como un niño pequeño.
-Es una semidiosa, Bruja Roja, hija de nada más ni nada menos que el Dios de la Guerra. Y estamos en plena guerra. Yo opino que no tenemos nada por qué preocuparnos.
-No deberías haberla dejado- insiste Zara, levantando su mano y con ella elevando al prisionero en el aire- si no viene en una hora tendremos que enviar una patrulla a buscarla.
-Creo que hasta ese entonces podemos concentrarnos en el prisionero, ¿Verdad?- propone Mara, conciliadora. La muchacha sonríe nerviosamente ante la mirada de Zara depositándose en ella. Era cierto que mi novia podía ser intimidante.
-Bien- accede, mirándome- es hora de que este bastardo nos cuente un poco los planes de su líder.
¿Elizabeth? Habló una voz en mi mente. Me quedé helada, conocía esa voz. La última vez que la había oído realmente había sonado mucho más aguda e infantil y las veces que habíamos hablado a través de comunicadores había sido difícil percibirla debido a la interferencia. Esa voz había cambiado completamente, pero la reconocí al instante. ¿Puedes venir?
-Esperen un momento- le digo a mi grupo y desaparezco.
Cuando vuelvo a materializarme, me encuentro en otro país, dos muchachos se encontraban parados frente a mí. Suelto un grito cuando reconozco al de pelo blanco.
-¡Sher!- chillo abalanzándome sobre él. Puedo verlo levantar los brazos mientras corría en su dirección, como si esperara esa reacción de mí- por Lilith, Sher, ¡Eres más alto que yo!- susurro contra su cabello. Lo estaba abrazando con todas mis fuerzas, una parte de mí no podía creer el tiempo que había pasado desde que lo había visto. Sus brazos rodeándome eran más ligeros, sin embargo él también inclinó su cabeza contra la mía, devolviéndome el abrazo.
El reencuentro me había llenado los ojos de lágrimas y reprimí el impulso de romper a llorar. A nuestro lado, el otro chico se aclaró la garganta.
Me separo, aunque continúe rodeando la espalda de Sher con uno de mis brazos, rehusándome a separarme tan rápido.
-¿Levi Waters?- pregunto, sin poder creerlo. El chico era incluso más alto que Sher. Sus rasgos aniñados reemplazados por las duras facciones de un hombre, su cuerpo delgado ya no existía: sus hombros eran anchos al igual que sus brazos eran fuertes. Sher lucía como una versión un poco más delgada y baja que él sin embargo tampoco lucía como el Niño que había sido.
-Hola, Bruja Roja- me saluda extendiendo su mano. La estrecho, todavía algo sorprendida. Era imposible confundirlo, sin embargo. Seguía teniendo la misma mirada rebelde que tenía de niño y la misma inexplicable devoción por Sher cada vez que lo miraba.
Vuelvo mi atención a Sher y acaricio su mejilla inconscientemente. Era algo doloroso verlo. De pequeño siempre había sido más astuto que nosotros, sin embargo requería un cuidado y atención especiales. No quería ni imaginar lo que habría sido todo esto para él.
-¿Cuidaste de nuestro Sher?- le pregunto a Levi, mis manos aún se aferraban al peliblanco protectoramente. Levi asintió y observó a su amigo, una pequeña sonrisa dibujándose en la comisura izquierda de su labio.
-Aunque creo que él ha cuidado mejor de mí- agrega. Ambos se observan, un entendimiento mutuo atravesando sus miradas.
-Todos necesitamos a alguien- me dice Sher- incluso tu, ¿Cómo está Zara?
Sher siempre había sentido curiosidad por mi novia, creo que ambos eran parecidos en cierto punto: su personalidad calma, sus pensamientos racionales y objetivos eran algo que los había puesto del mismo lado de la conversación en el pasado.
-No lo dice pero creo que te echa de menos más que yo- le digo, riendo. Sher no se ríe, sin embargo había aprendido muchas cosas sobre él y no pudo ocultar la satisfacción en su rostro ante mis palabras. Una parte de mí alegró de que no todo lo que creía conocer sobre mi pequeño amigo había cambiado.
Aunque yo también había cambiado en ciertas cosas y sabía que ya no podría tratar a Sher como un niño. Tenía la edad que yo había tenido cuando me uní al escuadrón y era hora de aceptarlo como un igual. Recomponiéndome, me separo de Sher y los enfrento.
-Estaba tratando un asunto importante en Roma, imagino que no me llaman simplemente para hacer sociales.
Sin sorprenderme, Sher niega y dice lo que yo ya pensaba.
-Creo que es hora de juntar a todo el viejo grupo.
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Genetics
AksiSebastian se ha aliado con Urian para destruir a los Dioses de una vez por todas y depende de los Genetics acabar con ellos. El problema es qué hay cinco personas en el mundo que conocen a Sebastian y cómo podrían derrotarlo y todas ellas se encuent...