33. El pasado siempre aflora

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Pablo

Cuando Daniel y Bruno volvieron de informar al resto de la Compañía sobre nuestra situación actual, los cuatro nos encontrábamos sentados contra la pared opuesta al cautivo con la mirada perdida.

-Vaya, quizás lo mataron- comenta Daniel observando al desertor amarrado contra el poste.

-Creo que nunca va a despertar- comentó Bruno.

-Como dijo Judas: Nunca digas nunca- citó Daniel y se sentó junto a Otrera.

-Creo que ese fue Justin Bieber- descartó Bruno con una sonrisa.

-Se lo robó.

-No tengo ni idea de quienes están hablando- interrumpió Hércules.

-Una sensación pop adolescente del siglo XXI y un personaje Católico del Cristianismo- aportó Otrera.

-¿Pop?- repitió Hércules- Oh, los Cristianos son los del único Dios, ¿Verdad? No puedo creer que los humanos prefieran creer en un solo hombre en vez de una infinidad de ellos, ¿Imaginas si Zeus tuviera toda la responsabilidad? Habría sobrepoblación mundial y miseria.

-No creo que a tu padre le guste mucho oírte hablar así de él- se burla Otrera. Hércules se encoge de hombros.

-¿Qué hará? ¿Castigarme de nuevo? Además estamos en paz ahora, lo peor que podría hacer es enviarnos una tormenta intensa.

Eso no sería bueno. Señaliza Némesis y le traduzco al grupo. He visto goteras.

-Cuatro años sin mantenimiento y demonios vagando por las calles no ayudan a un edificio de carácter histórico- agrego. Yo también había notado la degradación del lugar.

-¿Cómo escaparon de la Base de Sebastian?- pregunta Bruno sentándose frente a nosotros para poder vernos a todos a la cara, Daniel se arrastra hasta estar a su lado y Némesis también se acerca a Denver, cerrando la ronda.

-Ella puede teletransportarse- le recuerdo señalando a mi amiga con la cabeza.

-Lo sé, no tengo amnesia- se queja- pero pasaron años, eso significa que debió ser difícil, ¿Verdad?

Muchas cosas pasaron. Les explica Némesis. Perdimos a nuestros compañeros, nos separaron y además necesitábamos información, no podíamos desaprovechar la oportunidad.

-¿Qué sabemos?- pregunta Otrera, su cuerpo recargado contra la roca inamovible que era Hércules. El muchacho rodeaba su cintura con su musculoso y bronceado brazo. Ambos vestían con túnicas griegas y parecían completamente bellos y fuera de lugar al lado nuestro.

-La mayor parte de los demonios se encuentran fuera de las instalaciones- explico- solo hemos visto el exterior por momentos y a veces estábamos drogados o semiconscientes así que no podemos decir nada con seguridad, sin embargo creemos que ellos toleran perfectamente el frío.

La Base es para los Desertores y Sebastian. Demonios mayores lo protegen de cerca y entrar no cualquiera de nosotros puede entrar allí y salir con vida.

-Los Demonios rodean todo el perímetro de la Base- agrego formando un círculo en suelo alrededor de mi puño a modo de gráfico- Se encuentran cerca del océano ya que es la única zona cuyas condiciones climáticas le permiten a Sebastian y los demás humanos sobrevivir allí, la mayoría de nosotros debería encargarse de los Demonios del exterior, solo los más fuertes y rápidos deben entrar a la base.

-Es cierto lo que La Muda y Flash dicen- nos interrumpe el Desertor- cada palabra.

Bruno se levanta como si lo hubieran electrocutado.

-Ahí lo tienes, no era tan difícil ser sincero con nosotros, ¿Verdad?

-Lo es- refuta- El Chico Niebla me matará por esto, incluso aunque no hubiera hablado con ustedes, lo que ellos saben es suficiente para poner en duda mi lealtad a sus ojos. Estoy condenado.

-Bien, lo mereces- espeta Daniel, parándose al lado de su novio. Observé a Otrera y la vi alerta, ella tampoco confiaba mucho que los dos muchachos tuvieran mucho autocontrol.

-¿Lo dices por las dos lesbianas? Mi intención era que los mataran a ustedes, no que se mataran entre ellas.

-Tienen nombre- lo corrige Bruno, su voz mortal, una estática invadiendo la habitación al instante que erizó cada bello de mi cuerpo.

-¿Y qué harán conmigo? ¿Matarme? - se burla el Desertor- eso no es muy heroico.

-Nos dirás todo lo que sabes- declara Bruno, acercándose hasta estar a una distancia prundente- y luego Némesis y Pablo se encargarán de ti. Lo que te pase dependerá que cuánto desees colaborar.

-Nuestros compañeros son héroes- agrega Daniel acercándose a Bruno, el pelirrojo se aferró a la cintura de su novio- pero a nosotros no nos importará ensuciarnos un poco las manos si es necesario.

-Y te podemos asegurar que aprendimos mucho de mi padre- dice Bruno en un tono muy bajo y espeluznante. Némesis, a mi lado, sonreía con cierta malicia. Ella había crecido en el mismo barrio que Daniel y entendía perfectamente de qué estaban hablando.

Ella me miró y vi lo que siempre veía: una chica inteligente, feroz, letal. Sin embargo nunca la habría considerado como alguien peligroso, no para mí.

Pero si lo era. Ella no había crecido con privilegios y viajes de vacaciones, había crecido en un ambiente duro y hostil y más aún con gente como ella.

Quizás es por eso que ella y Sher se entienden. Son diferentes al resto.

Némesis se sorprendió cuando tomé su mano sin previo aviso, sin embargo no la apartó. La muchacha apretó sus dedos contra mí mano y observó a los dos muchachos: habían conseguido que Samael comenzara a hablar.

Estábamos cada día más cerca del final.

Y no sabía si eso me aliviaba o me asustaba.

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