Capítulo 17.

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Alex estaba en la ventana mirándome con sus ojos negros bien abiertos, yo he quedado paralizada, no sabía si moverme, estaba en ropa interior frente a sus ojos, ¿¡Qué demonios hacia Alex en mi ventana!?

He apagado las luces como pude, la habitación ha quedado a oscuras.

-Maldición, enciende la luz, no veo nada.

-¡Loco demente!, ¡psicópata!, ¡abusador!, ¡enfermo!, ¡sádico!, ¡Pervertido! –Le grito.

-Cállate, tu padre podría escuchar, puede pensar que estoy violándote o algo.

-Y lo estás haciendo, estas violando mi privacidad y terreno ajeno, ¿Qué demonios haces en mi ventana? ¿Cómo has subido hasta aquí?

-Con una escalera.

Responde de manera tan neutral, como si esta situación fuera de lo más casual.

De pronto las luces se han encendido.

¿Cómo ha llegado Alex tan rápido hasta aquí?

Me he intentado tapar lo más posible.

-¡Apágala idiota!

-¿Para qué?

¿Cómo que para qué? Era un cínico, él estaba parado delante de mí de lo más normal con una camiseta negra y unos jeans que no le quedaban nada mal, estaba apuesto por cierto pero... ¡Yo! Literalmente desnuda delante de él, esto no podría ser peor.

¡Error! Nunca digas esa palabra.

La puerta se ha abierto de golpe.

-He escuchado unos gritos, supuse que habías visto una araña o... -Marco ha quedado paralizado en la puerta me ha mirado y luego ha puesto su vista en Alex rápidamente, ¡Por las bolas de Judas! Trágame tierra, esto solo me pasaba a mí, ¿Qué problemas tenían esta gente con las puertas? ¿No pueden tocar como personas normales?

Alex ha mirado a Marco con recelo y en un segundo se ha quitado la camiseta y me la ha tendido, rápidamente me la he puesto, lo he mirado ahora él estaba sin camisa y... ¡Santo dioses de los abdominales! Que belleza estaban contemplado mis ojos en este momento.

He mirado a Marco que seguía mirando hacia Alex estos se miraban de forma rara.

-Bueno... te espero abajo. –Y así como entro salió.

Qué vergüenza, era mi mejor amigo pero no por eso tenía que haberme visto casi desnuda.

-Bonito cuerpo. –Me dice este ya solo en la habitación con una sonrisa de idiota.

La verdad nunca le había enseñado mi cuerpo a nadie, siempre he tenido cierto recelo respecto a él, iba a la playa pero nunca en mi vida me he puesto un biquini, y la sola idea de que alguien me viera desnuda me enferma.

-¿Qué mierda haces aquí?

-Vine a disculparme contigo. –Me dice este frotándose la nuca.

-¿Te has dado cuenta que tienes una manera muy peculiar de pedir disculpas? ¿No puedes tocar la puerta como una persona normal? No claro que no, prefieres irrumpir la habitación de tu vecina como un completo ladrón.

-Oye, no quería que el moreno me viera, pero el plan ha salido mal.

-¿Moreno?

-Sí, tu mejor amigo.

-¿Y por eso preferiste entrar por la ventana?

-Me pareció una mejor idea, al ver que encendiste la luz he venido rápidamente para acá.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora