Capítulo 52.

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Alex Griffin.

-¿Podrías dejar de caminar de un lado a otro? Estas angustiándome –Me pide Melody.

La fulmino con la mirada. -¿Cómo coño me pides eso? Son las ocho de la noche y Rose nada que llega.

-Va a llegar. –Me responde.

Me dirigió a la cocina por un vaso de agua, no estaba seguro, tenía una rara sensación en mi pecho, algo me decía que estaba pasando algo, no iba a estarse tanto donde ese tipo, además ella me dijo que me llamaría si le pasaba algo. Resoplo, iba a volverme loco.

Los minutos pasaban, he intentado llamar a Rose pero su teléfono me manda a buzón, al demonio. Tomo mi chaqueta, las llaves del auto y me dirijo a la puerta.

Alvin se coloca frente a mí cortándome el paso. -¿A dónde vas?

-¿A dónde crees? Voy por Rose, la espera está matándome.

-Ella dijo que esperáramos.

-No importa.

-Guillermo dijo que...

-¡ME VALE UNA MIERDA! ¿No entiendes? Estoy preocupado, no sé qué pasa y sé que sea lo que sea no es nada bueno.

Alvin no dice nada, solo me mira, sé que él también tiene un mal presentimiento.

Tocan a la puerta, Melody se levanta rápidamente acercándose. Alvin abre con velocidad, pero mis ilusiones de que fueran Rose murieron, era Guillermo.

-¿Qué ha pasado? –Pregunta este.

-Nada, no ha pasado nada y ese es el problema que ese nada me preocupa. –Respondo.

-¿Esperamos? –Pregunta.

-Vete al diablo, no pienso esperar ni un minuto más, iré yo mismo a su casa.

-¡Alex! –Grita Alvin.

-¿Qué?

-Vamos contigo.

Todos nos encontrábamos en el auto, he conducido hasta la casa de Hugo. Al llegar nos hemos bajado todos.

-Tocamos la puerta y preguntamos por Rose con tranquilidad. -¿Vale? –Me dice Alvin mirándome con desconfianza.

-Claro. –Respondo.

Melody ha llamado dos veces a la puerta, después de unos segundos Hugo ha salido, este nos mira sorprendido, Alvin iba a hablar cuando he golpeado a Hugo ocasionando que cayera al suelo.

-¿¡Dónde está Rose!? –Pregunto.

Todos me miran horrorizados.

-¿¡Que parte de preguntamos con tranquilidad no has entendido!?

Hago un ademan con la mano. –Sí, sí.

Guillermo suspira. -Hugo, ¿Dónde está Rose?

Hugo se levanta frotándose la mandíbula. -¿Qué voy a saber yo? No vivo con ella.

-Estuvo hoy aquí, ¿Dónde está? –Lo tomo del cuello de la camisa.

-No tengo idea.

-¿No es este el móvil de Rose? –Melody toma el móvil que se encontraba en el sillón, efectivamente era su móvil.

Otro golpe recibe Hugo pero esta vez Alvin se lo ha dado. –No te lo volvemos a repetir, ¿Dónde está?

-Les digo que ella vino esta tarde conversamos un rato y luego se fue, no sé nada más, ha olvidado el móvil.

-Pues mira que no te creo –Dice Melody mirándolo con desprecio.

Un móvil ha sonado, Hugo ha mirado, su rostro ha cambiado totalmente, se encontraba nervioso.

-Voy a contestar, espero que por tu bien no sea nada de lo que estamos pensando. –Le advierte Guillermo.

Ha tomado el móvil y lo ha puesto en altavoz. –Hugo, Alfred ordena que vengas de inmediato, dice que necesita un pequeñito favor si quieres divertirte con la chica. –Y han colgado.

Nadie me ha frenado, he agarrado a Hugo y le he golpeado con todas mis fuerzas, lo he tomado del cabello estrellando su cabeza hacia el espejo. -¿Dónde está Rose? Esta vez espero que contestes porque no voy a dudar en partirte la cabeza.

-Alfred la tiene. –Contesta limpiando la sangre de su rostro.

-¿Por qué mierda? –Pregunta Guillermo tomándolo de la camisa. -¿Con que propósito?

-Destruirte. –Dice señalándome. –Quiere vengarse por la muerte de su hijo, él dice que tú lo mataste.

Mi mente recuerda un nombre, Javier Bravo, el hijo de Alfred Bravo, tenía catorce años cuando murió, siempre tuvimos una rivalidad, Alfred le había metido en la cabeza que éramos seres despreciables que humillamos a su familia y lo tomo como tal, un día Guillermo y yo nos dirigíamos a entrenar cuando nos lo encontramos y empezó a provocarme, no le tome mucha importancia hasta que empezó a insultar a mi padre, ahí fue donde explote y empecé a golpearlo. Guillermo me separo de él llevándome al otro lado de la calle, Javier se había levantado rápidamente del suelo para correr hacia a mi cuando un auto a toda velocidad lo impacto, no fue mi culpa, fue culpa del maldito odio que Alfred le tenía a mi familia, si no hubiera sido por eso él no hubiera corrido hacia a mí y el auto no lo hubiera matado.

Miro a Guillermo, este me mira, parece recordar lo mismo.

Tomo a Hugo del brazo arrastrándolo al auto. -¿Qué haces? –Pregunta.

-Tú me llevaras hacia donde Rose si no quieres que el muerto seas tú porque créeme si le hicieron algo tu serás uno en la lista de muertos. –Digo.

Conduzco a toda velocidad hacia la dirección que Hugo me ha dado. Mi corazón iba a mil, tenía un nudo en el pecho, conocía a Alfred, a sus hombres y lo que eran capaz de hacer. La sangre me hervía, mi ira crecía cada vez más, yo solo rogaba que no se hayan atrevido a tocarla porque ahí si iban a conocer de lo que Alex Griffin era capaz.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora