Capítulo 47.

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-¿Puedes quitar esa cara? –Alex me mira de mala manera.

-¿Cómo quieres que lo haga? ¿Por qué no has permitido que Guillermo se subiera al auto?

-Él no ha querido. –Responde alzando sus hombros.

-Y no es que le hayas mostrado mucha emoción. –Digo cruzándome de brazos.

-Él tiene su moto, ¿Por qué tendría que subirlo a mi auto?

Ruedo mis ojos, Alex podía ser un imbécil cuando quería. Estábamos de camino al hospital psiquiátrico. Después de un tiempo hemos llegado, nos hemos bajado y los tres hemos caminado hacia el hospital.

-Esta vez por favor, no mires ningún informe. –Me dice Alex con sarcasmo.

-Ja, ja, que gracioso.

Una vez dentro les pregunto. -¿Y ahora?

-Déjamelo a mí. –Guillermo se dirige hacia una enfermera.

Alex rueda sus ojos. -¿Por qué no hemos venido solo nosotros?

-Porque él también tiene derecho de saber la verdad. –Contesto.

Guillermo vuelve a reunirse con nosotros. –He conseguido que me permitan hablar con el director.

Una enferma se ha dirigido hacia nosotros. – ¿Señor Barrer?

-¿Si?

-El director ha aceptado hablar con ustedes, síganme por favor.

Hemos seguido a la enfermera escaleras arriba, hasta una gran puerta. –Adelante. –Nos dice.

Hemos entrado, detrás de un escritorio había un hombre un poco mayor vestido totalmente de blanco, este nos ha mirado levantando su ceja. –Chicos un pacer verles ¿Qué les trae por aquí?

-Hemos venido a preguntar por una paciente. –Le contesta Guillermo.

-Saben que no puedo dar información de mis pacientes, al menos que sean un familiar.

-Lo sabemos, pero soy el hermano de esa paciente.

El director arruga el ceño. -¿Amanda?

-Esa misma. –Contesta Guillermo sentándose frente a él.

-¿Cómo te has enterado? Tus padres se aseguraron de nadie lo supiera.

-Eso no importa, ¿Puedes darme información?

-Vale, fue diagnosticada con trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, pero tus padres fingieron que la llevarían a rehabilitación.

-¿Por qué? –Preguntamos los tres al unísono.

-Como bien sabes tu hermana tenía un grave problema con las drogas, tus padres me pidieron internarla un tiempo aquí y también que le hiciéramos algunas pruebas y ese fue su diagnóstico.

-¿Por qué no me dijeron nada?

-No querían angustiarte, estabas comenzando tus estudios.

-Tenía derecho.

-Lo mismo les dije.

-¿Y su embarazo? –Pregunta Alex.

-Tenía cuatro semanas de embarazo, pero desafortunadamente tuvo muchas complicaciones y lo perdió.

Esa respuesta parece haberle afectado a Alex.

-¿Cuánto tiempo duro aquí? –Le pregunta Guillermo.

-Solo cuatro meses, presento muchas mejorías aunque no del todo claro, así que tus padres confiando en sus mejorías decidieron retirarla, les pedí que la dejaran un poco más, pues los trastornos no se curan del todo y mucho menos tan rápido.

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