Capítulo 26.

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Alex Griffin.

Me he quedado largo rato mirando hacia la puerta por donde Rose ha salido corriendo hace un rato, después de su reacción he quedado muy confundido, la había visto palidecer, incluso por un momento pensé que iba a desmayarse.

He tomado el libro entre mis manos, ¿Qué tenía ese libro que la hizo ponerse así?

Alvin entra a mi habitación.

-Ahora dime, ¿Qué le has hecho para que saliera corriendo? –Me mira con los brazos cruzados.

-Te juro que esta vez no hice nada malo.

Este lanza un suspiro al techo. –Si serás idiota, finjo que estoy enfermo para que puedas estar al menos un rato con ella, ¿Y qué haces tú? Comportarte como un imbécil.

-¿No estabas enfermo?

-Nunca me enfermo lo sabes, lo hice para que la vieras.

Lo miro con los ojos bien abiertos. –Si serás...

-Pero tú lo arruinas siempre siendo tan idiota, saliste defectuoso hermano, ya no te ayudare más, Dios dame paciencia. –Recita saliendo de la habitación.

Debía admitir que su plan fue bueno, pero yo no quería verla a ella, ¿Entonces por qué tú también has fingido estar enfermo solo para que te llevase sopa a ti también? Me dice la pequeña voz en mi cabeza, bufo.

Pero aun he quedado con la duda de lo que acaba de ocurrirle, ¿Iba a preguntarle? Me llevo una mano a mi cabello frotándomelo, Al diablo, iría a preguntarle.

He caminado hacia su casa, he tocado la puertas varias veces pero nadie ha salido, intente entrar pero estaba cerrada, ¿Ahora si la cerraba? Cuando necesito que este abierta no lo está.

Le envió un mensaje de texto.

¿Rose? ¿Puedes bajar?

Pasan varios minutos y no hay respuesta, me llevo la mano hacia mi rostro en frustración. De pronto una idea ha pasado por mi cabeza, me dirijo rápidamente al garaje de mi casa.

He sacado la escalera que había utilizado para subir por su ventana, la utilizaría esta vez para lo mismo. La he tomado y me dirigido hacia su ventana.

-¿Qué coño haces? –La voz de Alvin casi ocasiona que me cayera de bruces.

-¿Qué coño haces en la venta?

-Me parece muy normal estar en la ventana, al contrario de ti que estas escalando la ventana de la vecina como un ladrón.

-Es totalmente normal. –Le digo alzando mis hombros con normalidad.

-¿En qué artículo de la ley se establece que irrumpir en las casas de tus vecinos es normal? –Me dice en tono de desaprobación.

-¿Quieres que vaya a ver qué le ocurrió o no? –Ya estaba irritándome con tanta habladuría.

-¿No puedes hacerlo como una persona normal?

-¡No! –Le grito. -¿Puedes dejarme ya?

Este me hace un ademan con su mano. –Vale, pero cuando te arresten no pidas mi ayuda. –Dice alejándose de la ventana.

He rodado mis ojos y me dispuse a volver a escalar por la ventana. Por suerte la ventana estaba abierta, he metido una pierna y después la otra, he entrado he mirado por toda la habitación pero ni rastro de Rose, me preguntaba si había salido, de pronto he sentido un movimiento sobre la cama, he caminado hacia allí y he retirado las sabanas, Rose estaba dormida, tenía la cara un poco roja, supuse que habría llorado hasta quedarse dormida.

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