Capítulo 57.

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-¿Cómo que no podemos beber? –Se queja Alvin.

Blanca lo mira con el ceño fruncido. –Acabas de salir del hospital, recién recibiste un disparo, ¿Cómo se te ocurre  ingerir alcohol?

-No tiene nada de malo.

-No, además eres aún menor de edad. –Se cruza de brazos.

Alvin hace el mismo gesto. –Eso no te importo cuando metiste a cinco menores de edad en una discoteca solo para adultos, ¿Cierto?

Su madre abre los como como platos, en cambio Alvin tenía una sonrisa de oreja a o reja.

-¿Metiste a nuestros hijos en una discoteca para adultos? –Pregunta Albert acercándose.

-¡Claro que no!

-¿A qué discoteca?

-Orgasmo. –Responde Alvin, como si lo fuesen obligado a ir.

-¡BLANCA! ¿Se puede saber por qué? –Albert pone sus brazos en jarras.

-No lo hice sola.

Mi padre escupe el refresco, oh no.

-¿Pablo? –Se lleva la mano a la cien. -¡ERES UN POLICÍA Y METISTE A CINCO MENORES DE EDAD EN UNA DISCOTECA!

-¡Era mi cumpleaños! –Responde mi padre.

-¿Y? Son menores de edad, se supone que metes preso a quienes incumplen esa ley, y tú la has incumplido.

-Bueno, bueno, no es como que vaya a saberse. –Ríe.

-¿Qué sigue? Un día de estos un extraño entrara en la habitación de tu hija por la ventana y no te darás ni cuenta.

La que casi se ahoga con el refresco soy yo, rió para mis adentros, justamente eso ha pasado.

Siguen discutiendo, Alvin estaba parado en medio de ambos disfrutando del espectáculo, que traidor, ha vendido a su propia madre, cría cuervos y te sacaran los ojos.

Me voy al porche, Guillermo estaba sentado en las escaleras.

Me siento junto a él. -¿Puedo?

Me sonríe. –Claro.

Estuvimos un rato mirando hacia el cielo en silencio. -¿Sabes? Ahora que descubrí todo, aún sigue atormentándome una cosa. –Dice.

Levanto mis cejas. -¿Qué cosa?

-Que nunca pude despedirme de mi hermana- Dice en un hilo de voz.

-Aun puedes hacerlo.

Volteamos Alex estaba parado recostado en el umbral de la puerta.

Guillermo levanta una ceja. -¿Qué dices?

Alex lleva su mano al bolsillo del pantalón sacando un collar. –Ten.

Era el collar que encontré en el bosque.

Guillermo se levanta tomando el collar. -¿Dónde lo has conseguido?

-Rose lo encontró en el bosque, me sorprendió verlo, ella no lo cargaba el día que desapareció.

-No, yo lo tuve siempre. –Acaricia el collar. –Lo tire en el bosque cuando regrese.

-Creo que se cómo puedes despedirte de ella. –Digo.

-¿Cómo?

Escuchamos la vos de nuestros padres llamándonos. –Vayamos a comer y después te diré.

La comida estuvo deliciosa, parece que llevábamos días sin comer pues no hemos comido todo de un golpe, más Alvin que se encontraba feliz de poder comer.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora