Capítulo 33.

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-Eres un hijo de puta. -Alex toma a Guillermo del cuello de la camisa.

-¿Cuál es tu problema imbécil? –Guillermo lo fulmina con la mirada.

De pronto Alex le ha soltado un golpe en la mandíbula provocando que Guillermo cayera al suelo.

-¡Alex! –Le grito. -¿Qué coño te pasa?

Corro hacia Guillermo que se encontraba en el suelo frotándose la mandíbula.

-Te dije que te prohíbo estar cerca de este tipo.

-Y yo te dije que puedo hacer lo que se me dé la gana.

La mirada de Alex era de furia plena, este levanta a Guillermo para ponerlo frente a él.

-¿Qué crees que haces? –Tiene su mano en un puño, parece que fuera a soltarle otro golpe. –No te acerques a ella, ¿Cuáles son tus sucias intenciones?

Guillermo en un rápido movimiento le devuelve el golpe, Alex cae al suelo.

-¿De qué hablas? –Lo apunta con un dedo. -¿Qué piensas? ¿Qué le haré lo mismo que tú le hiciste a mi hermana?

¿Hermana? Esperen ahora todo me cuadra, Amanda Barrer, Guillermo Barrer, ¡Son hermanos! Como no me di cuenta antes.

-Tú no sabes lo que dices. –Alex se levanta. –Aléjate de Rose, no pienso repetirlo.

Guillermo le levanta una ceja. -¿Tienes algún derecho sobre ella acaso? Es tu problema Alex, piensas que puedes ser dueños de las personas, ¿No te basto destruir a mi hermana? ¿Piensas hacer lo mismo con ella?

Alex se le va encima, me pongo en medio de ambos. -¡Suficiente! –Coloca una mano sobre el pecho de Alex. –Tú cálmate.

Este me mira.

-Ya entiendo. -Guillermo sonríe. -Te lo diré una sola vez Alex, Rose me gusta y no pienso alejarme de ella porque tú le has puesto el ojo, te equivocas si piensas tenerla a ella también.

-Yo te diré algo. –Freno con fuerza a Alex. –No pienses que le harás algo, sobre mi cadáver Guillermo.

Ambos hombres se miran con furia, ¿Qué demonios les pasaba?

-¿Pueden dejar de pelear? Parecen imbéciles.

Alex se aleja un poco de mí.

Guillermo me mira apenado. –Lo siento Rose, disculpa por el mal rato.

-Descuida, no es tu culpa, hay ciertos idiotas. –Comento.

Alex bufa.

-Es mejor que me vaya. –Guillermo deposita un beso en mi mejilla. –Nos vemos luego.

Y salió.

Fulmino a Alex con la mirada. -¿Cuál es tu maldito problema? ¿Qué te crees? Entrando a mi casa de esa forma, estas demente.

-Te dije que tenías prohibido acercarte a él. –Me dice.

Bien, esa fue la gota que derramo el vaso.

Pongo un dedo sobre su pecho. –Yo te voy a decir algo y espero que te quede muy claro, yo puedo estar con quien a mí se me de la real gana, no tienes ningún derecho sobre mí, no soy tuya, no siento nada por ti, no eres nadie.

Mis palabras parecen afectarle, este tiene un brillo en sus ojos. Después de unos largos segundos sonríe con picardía.

-¿No eres mía? ¿No sientes nada por mí?

-No.

-¿Segura?

Iba a responderle cuando estampa sus labios sobre los míos.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora