Rose Johnson.
Abro mi ojos lentamente, pestañeo varias veces para acostumbrarme a la luz del lugar, cuando mi visión ya es clara observo a mi alrededor era una habitación con mucha claridad, estaba acostada en una cama, sonrió, estaba en el hospital.
-Al fin despiertas.
Giro mi cabeza, Marco estaba sentado en la silla junto a mi, verlo me inunda de mucha emoción. -¡Marco! ¿Qué haces aquí?
-Te dije que vendría a finales del mes, estaba hablando con tu padre cuando me lo contó todo, así que tome el primer vuelo y vine hacia acá, me voy por un tiempo y ya estas metida en toda una película de acción. –Dice en burla.
Rio. -¿A poco no es bonita la protagonista?
-Créeme en estos momentos no estas nada bonita. –Arrugo el ceño colocándome de brazos cruzados, este estalla en risa.
-No pero en serio, me alegra que estés bien. –Dice tomando mi mano.
Se la aprieto con fuerza. –Sí, yo también. –Recuerdo los disparos y los cuerpos caer. -¿Cómo están Alvin y Guillermo?
El rostro de Marco cambia totalmente, su sonrisa se borra, eso no es buena señal. -¿Marco?
-Lo siento mucho Rose.
Empiezo a sudar. -¿Qué dices?
-Ellos... no. –Susurra.
Maldición no, ellos no, mis lágrimas se asoman. -Dime que no.
-Ellos no... se quedan quietos en esa bendita camilla, ¿Sabías que Alvin ha estado paseando por todo el hospital en las sillas de ruedas? Casi se cae por las escaleras el condenado y Guillermo, él ha estado peleando con Alex toda la bendita mañana, son un caso todos.
Levanto mi vista. -¿Qué?
El desgraciado sonríe muy radiante, tomo mi almohada y se la lanzo en el rostro. -¡Eres un idiota! Casi me provocas un infarto.
Ríe. –Fue idea de Alvin.
-Voy a matarlo, ¿Puedo levantarme?
-El doctor tuvo que coserte la apuñalada de tu vientre, solo te ha quedado una pequeña cicatriz nada del otro mundo, tus costillas no tuvieron ninguna fractura, solo fueron duros golpes, así que tal vez te cueste un poco pero si puedes hacerlo.
Sonrió, aparto la sabana para ponerme en pie. –Vale pero me ayudas. –Estaba colocando mis pies en el suelo cuando perdí el equilibrio y caigo al piso. Mofo. -¿Qué parte de me ayudas no entendiste?
Marco sonríe. -¿Cuándo fuiste bebe alguien te enseño a caminar? Tú lo hiciste sola.
-¡Marco!
-Vale, vale, yo solo ayudo a mi manera.
Me ayuda a levantarme, un pequeño dolor me llega en mi costado, lo ignoro era aguantable.
-¿A dónde quieres ir?
-A dónde están los chicos, quiero verles.
Caminamos por un pasillo, algunas enfermeras que pasaban me sonríen, el hospital estaba frió, hemos entrado a una habitación. Guillermo estaba acostado tapando su rostro con una almohada, Melody estaba sentada en una silla junto a Alvin y este estaba comiendo como un cerdo.
-¡Esta comida es asquerosa! –Rechina.
-Entonces deja de comer y deja de masticar así, pareces un cerdo. –Se frustra Guillermo.
-¡Es que tengo hambre!
-¡ENTONCES COME! –Guillermo y Melody le gritan.
-Uy que sensibles. –Fija su vista hacia a mí. -¡ROSE!
Todos me miran, Melody se lanza para abrazarme. –Me alegro que estés bien.
La abrazo con fuerza. –Igualmente.
-¡Yo quiero! ¡Quiero un abrazo! –Dice Alvin tratando de bajarse de la camilla.
Antes de acercarse a mi Marco coloca una mano en medio. –Es mía, no tuya.
Ambos se miran con recelo para luego sonreír, aparta su mano permitiendo que Alvin me abrase con fuerza.
-Por favor te lo ruego, cuando salgamos de aquí prepárame un pay de los tuyos.
Rio. –Eso haré, ¿Cómo te encuentras tan bien? Recibiste un disparo.
-Soy inmortal. –Ríe. –Bueno resulta que Guillermo y yo somos unos suertudos de primera, el disparo nos impactó justo en el mismo lugar, unos centímetros más al centro y hubiera sido en el corazón.
-Hierva mala nunca muere. –Dice Guillermo rodando sus ojos.
-Ni el diablo los quiere. –Se burla Melody.
-Y en el cielo mucho menos. –Comenta Marco.
Amos los fulminan con la mirada. Todos reímos.
Después de unas cuantas horas hablando y riendo, los cariños y regaños de mi padre, nos hemos cambiado para retomar a nuestras casas.
Me dirijo hacia mi padre. -¿Y Alex?
-No lo sé, esta mañana estaba en tu habitación mientras dormías, creo que ha ido a almorzar.
Suspiro, era extraño, conociéndolo el estaría presente hasta despertarme.
-¿Qué estas comiendo? –Le pregunta Guillermo a Alvin.
-Unos pastelitos de chocolate, mi madre fue buena conmigo y me los ha traído, su hijo menor está herido por lo tanto me consiente. –Dice fingiendo dolor.
-¿Entonces el disparo no te ha dolido? –Pregunta Marco dándole un pequeño golpe en el pecho.
Este se queja. -¡Si duele!
Todos volvemos a reír.
La madre de Alvin se despide de las demás enfermeras para reunirse con nosotros. –Tengo la idea de que todos vayamos a casa a comer, tuvieron una noche terrible y quiero festejar de que todos estén bien.
Todos asentimos felices. Estaba muy feliz de que mis amigos estuvieran bien, ahora lo único que quería era ver a Alex, ¿Dónde estaría metido?
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Intense.
RomanceLes cuento mi historia. Mi nombre es Rose Johnson, una chica común y corriente como cualquier otra. Tenía un sueño ser escritora profesional, era mi mayor sueño pero, una tragedia arruino todo, perdí toda ilusión de mi vida, una parte de mí, no tení...