Capítulo 62.

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Estaba lista, he tomado a Pequeñín le he puesto su correa y lo he tomado en mis brazos para dirigirme a la ventana, efectivamente como Alex dijo abajo se encontraba la escalera y junto a ella un Alex con el cabello alborotado sonriéndome, estaba apuesto.

Alex ha subido tomando a Pequeñín en su brazos luego yo he bajado lentamente por la escalera cuando he sentido una mano en mi trasero, bajo mi vista, Alex estaba muy sonriente con su mano puesta.

-¿Qué crees que haces?

-Ayudándote a bajar.

Arrugo el ceño. –Quita tu mano de ahí.

-Eso es mío. –Dice con seguridad.

-Soñar es bueno.

-No sueño, soy realista.

-Como sea.

Al fin he llegado al suelo, lo he mirado con desconfianza. –Ahora sí, ¿Qué sorpresa?

-Tú sígueme.

Hemos caminado hacia el auto que Alex ya tenía preparado, he subido a Pequeñín en el asiento trasero, parecía más emocionado que yo.

-Alex enserio, ¿A dónde vamos?

-Ya verás.

¿Debería empezar a rezar? Alex era loco, uno nunca sabe qué cosa se le ocurren, ¿Y si iba a violarme? Diosito ayúdame, bueno eso no sería mala idea, sacudo mi cabeza, pensamientos impuros fuera, fuera.

El camino se ha hecho largo, Alex no había dicho ni una sola palabra en todo el camino, eso me producía más incertidumbre, mi corazón iba acelerado.

Al cabo de un rato Alex ha parado frente a un pequeño bosque, había muchos árboles y podía verse un pequeño camino.

-Aquí empieza nuestro viaje. –Dice bajándose del auto.

Le he seguido tomando a Pequeñín de la correa.

-¿Piensas que vayamos por ese camino? –Pregunto.

-Sí, ¿Por qué no?

-Se ve tenebroso.

Sonríe. –Doy más miedo yo que ese lugar.

Podría ser cierto, da un paso hacia mí, acto seguido he retrocedido.

Este levanta una ceja divertido. -¿Te pongo nerviosa Rose?

-N-o... no.

-¿Entonces por qué tu respiración se ha acelerado? He escuchado todo el camino tu corazón latiendo como loco.

Trago grueso. –Son imaginaciones tuyas.

Sonríe. -¿Serás mi compañera para este viaje? –Tiende su mano hacia mí.

Mi corazón late fuerte, ¿Cómo decirle que no a esa sonrisa, a esos ojos que me miraban con tanta intensidad? Sonrió, y sin dudarlo acepto su mano. –Lo seré. 

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