Capítulo 46.

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Alex me miraba fijamente esperando mi respuesta.

-¿Y bien? –Levantaba su ceja y apretaba su mandíbula.

Suspiro, tendría que decírselo ¿no? Tiene derecho.

Tomo mi móvil. –Hola Guille, ¿Dónde?

-En el mismo psiquiátrico al que fuiste, si conseguiste su informe ahí pues deben de darme alguna explicación, ¿Puedes venir a mi tienda cuando puedas?

No quería ni siquiera mirar a Alex podía sentir como estaba matándome con la mirada.

-Este, vale. –Y cuelgo.

Alex esperaba mi respuesta, he suspirado y tragado grueso. –Cuando fuimos a ver a tu padre, lo vi en muy perfectas condiciones, por lo tanto decidí leer el informe del porque estaba internado ahí, así que le pedí ayuda a un chico que me llevo hacia los informes, cuando estaba buscando el de tu padre me encontré el de Amanda.

Iba a matarme, lo sé por la forma en la que me miraba.

-¿¡Por qué demonios has metido tus narices!? ¿Es que no puedes dejar las cosas en paz? Ni siquiera me preguntas solo decides buscar respuestas por tu cuenta.

Estaba furioso, sus ojos destellaban furia. –Lo sé y lo siento, pero no podía preguntarte, la última vez que lo intente recuerda como resulto, solo quería saber.

-¿Y si esta vez hubiera sido diferente? Tal vez te hubiera contado.

-¿Lo hubieras hecho?

-Eso ya no lo sé. –Lleva sus manos hacia su cabello con frustración. –Ni siquiera puedo confiar en ti.

Sus palabras lograron llegar al punto, ¿No puede confiar en mí? Tal vez tenía razón, siempre arruino todo por culpa de mi curiosidad, era un mal hábito que nunca he podido quitarme.

-Tienes razón, no deberías confiar en mí, siempre arruino las cosas. –Su mirada se apacigua un poco. –Perdóname, solo intento ayudar pero contigo de nada sirve. –Llevo mi mano a la puerta. –No deberías seguir tratando conmigo, no vas a dejar que te ayude y yo debería dejar de hacerlo, solo aléjate de mí y evitemos ¿Quieres?

Sus ojos se abren como platos. -¡Rose!

Sin decir nada más abro rápidamente la puerta del auto y salgo, la lluvia era terrible, apenas y podía visualizar el camino, he salido corriendo lo más rápido posible.

Después de un buen rato corriendo he llegado a la tienda de Guillermo, totalmente empapada.

Guillermo estaba quitando un cuadro cuando ha fijado su vista en mí, me mira horrorizado. -¿Pero qué te ha pasado?

Finjo una sonrisa. –Oh, nada, me gusta correr cuando llueve.

Sabía que estaba mintiendo, se ha dirigido a mí. -¿Estás loca? Podrías enfermarte, ¿Qué ha pasado?

No dije nada, solo lo abrazo, este no le importo que estuviera mojada, me ha devuelto el abrazo con cariño.

Guillermo se separa de mí, tomando una toalla del mostrador colocándola alrededor de mi cuerpo. -¿Qué ha pasado?

-Alex no confía en mí.

-¿Es por lo del psiquiátrico?

-¿Cómo lo sabes?

-Cuando te he llamado he escuchado su voz, perdona si te metí en problemas.

-No, descuida no es tu culpa, es la mía por meter las narices donde no debería.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora