Capítulo 38.

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Nos hemos separado rompiendo el beso, hemos escuchados unos gritos abajo.

-¡Estás loco! –Era la voz de Víctor. – ¡Vuelve aquí ahora!

-¿Ese no es Víctor? –Pregunto.

Alex me mira confundido. –Vamos.

Hemos bajado, pero nadie se encontraba.

-¿A dónde carajos se fue esta gente? 

Alex y yo caminamos hacia la entrada de la casa donde se encontraban todos gritando y discutiendo.

-¿Qué pasa? –Pregunta Alex.

-Ayúdame, este idiota quiere conducir en su estado. –Contesta Víctor.

Miguel se encontraba en el asiento tratando de encender la camioneta con una botella en la mano.

-¡Suban! –Grita este.

-¡No! –Le contestamos todos.

-O se suben o arranco yo solo.

Todos nos miramos, ¿Qué hacemos? Uno a uno nos hemos subido a la camioneta, Víctor se sienta en el asiento del copiloto con Melisa en sus piernas, atrás se sienta Alvin y en sus piernas Melody, la Melisa la fulmina con la mirada y Melody le sonríe victoriosa, luego Alex y Guillermo se suben, Alisson y yo quedamos fuera, nos hemos matado con la mirada.

-Rose, sube, Alisson ve en las piernas de Guillermo. -Grita Alex.

La rubia lo mira con sorpresa, yo me subo sentándome sobre las piernas de Alex.

Una vez dentro Miguel ha puesto el auto en marcha, arrancando con dificultad.

-Ten cuidado, no vayas a matarnos. –Le dice Víctor tratando de tomar el volante.

Este le da un manotazo. –Yo se conducir.

Y si decir nada más arranco con toda la velocidad que podía.

-¡AAAAAAAAAAAAAAA! –Gritamos todos.

Padre nuestro que estas en los cielos, no vuelvo a venir a fiestas, no vuelvo a salir con estas personas, soy una chica de bien, por favor no permitas que me maten.

-Miguel, frena de una vez. –Le dice Alex.

Este no hace ni caso, parece que ni lo escucho.

Miguel ha puesto la música a todo volumen.

-Si sigues así, nos arrestaran. –Comenta Melisa.

Este sigue ignorando.

Se asomaba una colina, Miguel no tenía ninguna intención de reducir la velocidad, me he abrazado a Alex, que me sujetaba con fuerza.

-MIGUEEEEEEEL, FRENAAAAA. –Alvin grita y sostiene a Melody.

-Un rábano. –Contesta este.

Y sin más hemos bajado la colina a toda velocidad.

-¡MI MADREEEEEEEEEEEEEEEE! –Gritamos.

Hemos vuelto a retomar la carretera normal, no siento el corazón, ¿Estoy muerta ya?

Por el retrovisor he visto una luces, azul, rojo, mierda la policía, me he girado rápidamente.

-Mierda.

-¿Qué pasa? –Preguntan.

-La policía. –Contesto.

Víctor voltea. -¿Qué? Maldición.

Miro con atención el vehículo.

-Doble mierda.

-¿¡Que!?

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