Capítulo 40.

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He entrado rápidamente al baño del colegio, me he sentado en el retrete y suspiro de felicidad al vaciar todo el líquido de mi vejiga, antes de salir me he arreglado la falda, camine hacia el lavado, había un grupo de chicas maquillándose y hablando de vestidos, ruedo los ojos y abro el grifo. La puerta del baño se abre abruptamente, era Alisson, con una falda demasiado corta, unos tacones negros, el cabello rubio perfectamente peinado y la boca más roja que un tomate.

-Salgan. –Dice.

Inmediatamente las chicas que se encontraban dentro han salido de prisa.

Esta se coloca a mi lado.

-A ti te andaba buscando.

La miro por el espejo. -¿Para que soy buena? –Digo.

-Dudo mucho que seas buena para algo. –Dice recorriéndome con la mirada. –Pero vengo a pedirte algo.

Levanto mi ceja. -¿Qué?

-Aléjate de Alex.

Me pongo frente a ella, la miro con atención, ¿Quién se creía que era?

-¿Disculpa?

Alisson se apoya en el borde cruzándose de brazos. –Sí, quiero que te mantengas lo más alejada posible de él.

Suelto una pequeña risa. -¿Y quién te crees para pedirme algo así?

Esta pasa una mano por mi cabello. –Solo es una advertencia linda. –Me sonríe hipócritamente. –No querrás terminar como su antigua novia, ¿O sí?

-¿Hablas de Amanda?

-Parece que ya estas enterada, pero si, ella misma.

Aparto su mano de mi cabello de un golpe. -¿Qué pasa con ella?

-¿No sabes lo que le paso? –Sonríe.

-Claro, Alex me dijo que desapareció y luego la encontraron muerta. –Contesto.

-¿Eso fue lo que te dijo? –Su risa era irritante. –Tal parece que no te contó la verdadera historia.

-¿De qué hablas?

Alisson saca un labial de su bolso, retoca sus labios mientras se mira en el espejo. –Nada, yo solo vine a darte una advertencia, soy la única que sabe llevarlo, tu solo eres una niña.

Arrugo el ceño. –Muchas gracias por tu advertencia pero, no pienso hacerlo.

Esta se voltea mirándome con sorpresa, me toma fuertemente del cuello de mi camisa. -¿Quieres vértelas conmigo acaso? Que insolente eres.

Aparto su mano de golpe. –Como digas rubia, pero te lo repetiré una vez más. –Apunto hacia mis labios. –No pienso hacerlo.

Esta me sonríe. –Sí que tienes agallas, si me lo propongo él sólito se alejara de ti.

Le sonrió. -¿Tú crees? –Tomo mi bolso. –Lo que tú digas, pero dudo mucho que él quiera alejarse de mí, ¿O acaso no te basto como te trato anoche por mí?

Sus ojos destellaban furia, iba a decir algo pero he salido rápidamente del baño, suspiro, que rubia más irritante.

Melody Soler.

Que dolor de cabeza tenia, a duras penas y me he podido levantar para venir al colegio, estaba subiendo las escaleras para ir a la clase cuando he escuchado una conversación en el hueco de las escaleras.

-¿Cómo folla Alvin?

Al escuchar esa pregunta un porcentaje de ira recorre por todo mi cuerpo.

-Es de maravilla, ni se imaginan cuantas cosas me hizo. –Dice la irritante voz de Melisa.

Todas ríen. –Qué envidia, la verdad es que Alvin está de infarto.

-Por supuesto, pero ese lindo bizcocho me lo estoy comiendo yo. –Comenta Melisa.

Tomo con fuerza el borde de la escalera, el dolor de cabeza se hace más fuerte pero no como las ganas de matar a esa perra.

-Pero, ¿El no salía con Melody? –Pregunta una de las chicas.

Melisa hace un chasquido con la lengua. –Tú lo has dicho, salían, pero ya no, Alvin me confirmo que ya no tenían nada, ella soltó a ese bizcocho y yo no pienso soltarlo.

Si será perra.

-¡Melody!

Una voz toma mi atención, me alejo rápidamente de la baranda antes de que me vieran.

-¿Qué haces? –Me pregunta Rose. –Parece que has visto un fantasma.

-En fantasma se convertirá otra. –Comento.

-¿Qué? –Me mira confundida.

-Entremos a clases, después te cuento.

Alvin Griffin.

-Que dolor de cabeza cargo. –Digo llevándome la mano hacia mi cabeza mientras estaba sentado en el asiento de camino al colegio.

-Después de todo lo que bebiste no me sorprende. –Dice Alex en burla.

-Cállate, tú también bebiste.

Este gira el volante. –Al contrario de todos ustedes, yo no me emborracho hermanito.

-Te odio. –Le digo.

Este me sonríe.

Hemos llegado al colegio, Alex estaciona el auto. -¿Por qué no me dejaste seguir durmiendo? –Hago una mueca de fastidio al bajarme.

-Porque mamá te hubiera matado si no asistes al colegio.

-Bla, bla, bla. –Le hago un ademan con la mano.

Cuanto estábamos caminando para entrar he fijado mi vista en un vehículo negro que estaba parado en la entrada, lo he mirado con atención, era negro completamente, incluso sus ventanas, parecía sacado de una película de terror.

-Camina de una vez.

La voz de Alex me saca de mis pensamientos.

-Ya voy, ya voy. –Y entramos.

Intense.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora